Es sumamente evidente el papel protagónico
que las nuevas tecnologías han tomado en todos los procesos políticos y sociales, cada vez infieren en mayor grado en las relaciones humanas, impactando directamente en la forma en cómo se desenvuelve nuestra comunidad.
D entro de esta reciente revolución de los datos y la información digital, existe algo que denominamos hacktivismo, que básicamente es la mezcla entre la palabra “hacker” y “activismo”, es decir, personas que realizan hackeos a sistemas computacionales con el objetivo de aportar a una causa, ya sea de índole social, política, económica, religiosa o ecológica.
Al igual que el activismo, existen muchos grupos y personas que desempeñan o logran este tipo de actividades.
Hoy en México tenemos como ejemplo de este tipo de actividad los #GuacamayaLeaks, que si bien podemos estar a favor o en contra de este tipo de actividades, conocer el trasfondo y la información que se obtiene a través de hacktivistas ayuda a conocer información que los gobiernos, empresas, políticos u organizaciones no quieren que salgan a la luz por tener implicaciones negativas para la ciudadanía en general.
Hoy en día la información juega un papel de suma importancia en la vida democrática de cualquier Estado, cada vez el campo del “ocultamiento” de información se reduce para las organizaciones públicas y privadas. Y no es sólo casualidad que existan este tipo de filtraciones, pues surgen a raíz de la inconformidad que causa la cerrazón y falta de rendición de cuentas por parte de los gobiernos con el afán de que se cumplan intereses de unos pocos.
Estas filtraciones dan cuenta a las personas de información que posiblemente nunca saldría a la luz, no obstante, debemos entender que la información es un arma de dos filos, pues hay quién puede sacar el mayor provecho en afán de elevar el debate y poner en la agenda temas y problemáticas sociales con el fin de beneficiar a todos y todas, y hay quien puede usar esa misma información para afectar a las personas.
En el caso de los #GuacamayaLeaks, soy testigo de que existe un filtro para acceder a la información, cumplir con ciertos requisitos y hacer ciertos compromisos es parte del proceso.
El debate debe encaminarse en ese sentido, más allá de si vemos bien o mal el hacktivismo, debemos preguntarnos hacía dónde debemos dirigir la discusión, si a condenar el hacktivismo o a exigir que se transparente de mejor forma y en mayor grado la información por parte de las instituciones públicas.
Ya hemos visto en todos los niveles e instituciones, sin importar el partido del cual emanen nuestros representantes, que la opacidad es algo que se da en nuestros gobiernos, ejemplos como el AIFA o el Tren Maya a nivel federal, o la Torre Centinela en nuestro estado dan cuenta del gran esfuerzo que hay para que cierta información no salga a la luz.
Los invito a ahondar más en el tema y conocer más información sobre los correos de la Sedena filtrados por el Colectivo Guacamaya en mis redes sociales.