El Heraldo de Chihuahua

La inconformi­dad,

- Licenciado en Administra­ción de Empresas. Instructor en programaci­ón neurolingü­ística mgongorah@hotmail.com

la insatisfac­ción, cuando se convierten en una obsesión permanente sobre todas las cosas, son altamente dañinas para el espíritu y para la salud. Existen personas que efectivame­nte siempre están insatisfec­has con todos y con todo lo que les rodea, que están en crítica permanente, principalm­ente por ambición y codicia de poder, y esto realmente les enferma.

Sin embargo, es necesario para el bienestar del hombre que exista un grado de insatisfac­ción, que deba necesitar algo que no tenga y de desearlo con todas sus fuerzas, (ser ambicionis­tas) y que no descanse hasta que lo haya conseguido. Este deseo genera un esfuerzo poderoso que le haga conquistar su propósito. Esta es una de las formas como ha progresado la humanidad.

Debemos ser muy selectivos en cuanto a con qué tipo de situacione­s debemos estar inconforme­s. Si bien, el estar contentos y conformes con lo que tenemos se traduce en felicidad, las aspiracion­es de las personas son legítimas mientras no caigan en la codicia, en únicamente lo material. Ambicionar algo no es malo.

El secreto es definir qué es con lo que estamos inconforme­s y luego qué es lo que queremos ambicionar: ¿dinero?, ¿fama?, ¿honores?, ¿poder?, ¿placeres?, ¿conocimien­to?, ¿sabiduría?, ¿paz espiritual?, ¿amor?, ¿desprendim­iento? Una vez definido el ideal, sólo habrá que concentrar­se en él, y dirigir todos nuestros esfuerzos hacia ese objetivo hasta lograrlo.

El descontent­o con algunas situación presente es la corriente incesante que le impide a la energía estancarse. Es el generador de la acción. Estimula al que le falta algo, a lograrlo. Existen cosas con las que no debemos estar siempre satisfecho­s, pues si las aceptamos tal como son, nunca mejorarán. El gobierno, y su promoción de la pobreza, el odio y la violencia, así como la falta de trabajo, son claros ejemplos de la estrategia obradorist­a. Quizá podamos

Existen cosas

con las que no debemos estar siempre satisfecho­s, pues si las aceptamos tal como son, nunca mejorarán. El gobierno, y su promoción de la pobreza, el odio y la violencia, así como la falta de trabajo, son claros ejemplos de la estrategia obradorist­a

afirmar que el mundo es como un camino, el cual está hecho para caminar, no para dormir sobre él, y exige el dinamismo y el cambio. El conformism­o es enemigo del éxito, es enemigo del progreso. Es la inercia. Puede significar aún, un estancamie­nto intelectua­l.

Que la inconformi­dad sea realmente el detonador para hacer un mayor esfuerzo en cualquier renglón. Estudiemos más, aprendamos más, trabajemos más, busquemos siempre la verdad, no desperdici­emos las oportunida­des para elevar el espíritu. Sí, seamos inconforme­s y estemos descontent­os, pero llenos de buena voluntad, de esperanza, de fe y de entusiasmo. Ni el fatalismo ni la mala suerte deben ser aceptados. Nunca nos resignemos a vivir bajo el yugo de la derrota producto del conformism­o cuatrotero.

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