El Heraldo de Chihuahua

Y subió Zaqueo a un árbol para mirar al Señor

Domingo XXXI del Tiempo Ordinario

- Notidióces­is (boosco.org)

En aquel tiempo, Jesús entró en Jericó, y al ir atravesand­o la ciudad, sucedió que un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de conocer a Jesús; pero la gente se lo impedía, porque Zaqueo era de baja estatura. Entonces corrió y se subió a un árbol para verlo cuando pasara por ahí. Al llegar a ese lugar, Jesús levantó los ojos y le dijo: "Zaqueo, bájate pronto, porque hoy tengo que hospedarme en tu casa".

Él bajó enseguida y lo recibió muy contento. Al ver esto, comenzaron todos a murmurar diciendo: "Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador".

Zaqueo poniéndose de pie, dijo a Jesús: "Mira, Señor, voy a dar a los pobres la mitad de mis bienes, y si he defraudado a alguien, le restituiré cuatro veces más". Jesús le dijo: "Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también él es hijo de

Abraham, y el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido". (Lucas, capítulo 19,versículos 1-10)

COMENTARIO: HOY HA SIDO LA SALVACIÓN DE ESTA CASA

En el evangelio de hoy, estamos llegando al final del largo camino de Jesús hacia Jerusalén. Zaqueo, jefe de los publicanos de la ciudad; sujeto rico y muy ligado al sistema de dominación de los romanos, quiere ver pasar a Jesús, trataba de distinguir­lo, pero la multitud se lo impedía. Su baja estatura, su limitación no le permitía poder adivinar el paso del Señor. Para lograrlo no le importa tanto la opinión de los demás; algo más importante lo mueve por dentro. Necesita subirse a una higuera para poder llegar a vislumbrar de una manera más certera la realidad de la vida, la realidad de una persona.

Porque a veces la gente nos ahoga, la vida nos ahoga, los problemas nos ahogan, y hemos de elevarnos para poderlos distinguir, y solucionar­nos. Desde arriba la vida se ve diferente. Los problemas se hacen más pequeños, y a la gente se le ve en su verdad. Las miradas se encuentran y Jesús, que en su recorrido vital por Palestina, recibe a los que no eran recibidos, nuevamente recibe como hermano a una de las personas que la religión y el gobierno de su tiempo excluían. Así Zaqueo pasa de ser mero espectador a ser protagonis­ta, tras la palabra de Jesús: Hoy tengo que alojarme en tu casa. Jesús pasa por establecer la morada en él. En Zaqueo se expresa la alegría, y el fruto de esa alegría es el desprendim­iento de sus bienes, el restituir a los pobres lo que le ha robado. El encuentro con Jesús no lo dejó igual, lo transformó en una persona distinta, caritativa y alegre. Por eso Jesús proclama como una bienaventu­ranza: “Hoy ha sido la salvación de esta casa”.

¿Cómo percibimos que la salvación entra hoy en nuestra casa y en nuestra comunidad? La ternura acogedora de Jesús produce un cambio total en la vida de Zaqueo. La ternura acogedora de nuestra comunidad ¿está provocando algún cambio en el barrio? ¿Cuál?

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FOTOS: CORTESÍA NOTIDIÓCES­IS Desde lo alto, el jefe de publicanos vislumbró la Verdad

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