Hace unas semanas tuve la oportunidad
de leer el libro con el título mencionado, me llamó la atención la sencillez, pero al mismo tiempo la profundidad de las propuestas que el autor hace sobre las acciones frecuentes y repetitivas para ayudar a desarrollar hábitos hacia una vida mejor, en lugar, o además de, los grandes objetivos que nos planteamos.
La base la fundamenta en que los grandes cambios que nos proponemos dependen más en pequeños hábitos que vamos desarrollando. Por ejemplo, muchos de nosotros queremos estar mejor físicamente. Esto no es de la noche a la mañana, necesitamos comer mejor, hacer ejercicio con regularidad y dormir lo suficiente. En lugar de ponernos objetivos en un mes o en un año, la idea es hacer pequeños cambios diariamente. Y por supuesto, la calidad de vida dependerá de la calidad de nuestros hábitos. Algunos de los hábitos son pequeños como un átomo y a medida que esos hábitos atómicos se acumulan, puede tener un impacto significativo en la vida.
Como seres humanos tendemos a autoconvencernos de que, para lograr un gran éxito, necesitamos grandes acciones, y normalmente desestimamos las pequeñas mejoras. Pero éstas al acumularse continuamente logran grandes impactos.
Una de las recomendaciones que hace el autor es que nos concentremos en los sistemas, esto es, el conjunto de procesos que conducen a los resultados, en lugar de concentrarnos en los objetivos a lograr diariamente. Los sistemas gestionan los objetivos. Muchos tenemos objetivos similares, pero pocos los logran, y lo hacen a través de los sistemas. También, el logro de un objetivo es momentáneo y su sensación es también momentánea. Los objetivos no crean logros a largo plazo, pero los sistemas sí lo hacen. Sí cuesta trabajo cambiar los hábitos, el problema no eres tú, el problema es el sistema utilizado.
El autor propone cuatro bases para empezar a crear hábitos atómicos (cambios de comportamiento diarios). Primera, lograr que la necesidad del hábito sea evidente,
con señales que sean obvias y los malos hábitos hacerlos invisibles o eliminarlos. Otra forma excelente de introducir nuevas señales es crear una pila de hábitos. El apilamiento de hábitos es simplemente el acto de añadir hábitos antes y después de cada uno. Recuerde que su cerebro crea fuertes conexiones neurológicas para apoyar los hábitos regulares. Puede utilizar esas conexiones vinculando un nuevo hábito a uno ya establecido. Esto podría significar ponerse la ropa de deporte directamente después de quitarse los zapatos del trabajo, o meditar durante un minuto justo después de servirse la primera taza de café. Segunda, hacer atractivo el hábito. El segundo método para hacer que el anhelo sea más atractivo es unirse a una cultura en la que el comportamiento deseado esté normalizado. Por ejemplo, si quieres convertirte en una persona muy leída, puedes unirte a un club de lectura. Unirse a este club le hará rendir cuentas, y es probable que la lectura le resulte más divertida que hacerlo solo. Tercera, para crear este entorno debes reducir la fricción asociada a los comportamientos positivos. Por ejemplo, si quieres ponerte en forma, puedes apuntarte a un gimnasio que esté en tu ruta al trabajo. También puedes organizar y preparar tu mochila de deporte la noche anterior. Cuarta, que el hábito sea satisfactorio, busca la manera de darte una recompensa inmediata. Recuerda, pequeños cambios de comportamiento diario, hacerlo evidente, hacerlo atractivo, hacerlo fácil y que sientas satisfacción. Ahora a desarrollar hábitos atómicos y disfrutar de una vida balanceada y de crecimiento.