La semana pasada
las diversas redes sociales y la tinta de los columnistas de los rotativos de todo el país llenaron sus espacios con el tema del Día de Muertos recordando con nostalgia a familiares o amigos que se adelantaron en el camino común de todos.
El Heraldo de Chihuahua llevó a cabo su tradicional y esperado concurso de calaveritas, donde los trabajos de más de 60 participantes fueron cuidadosamente leídos y evaluados por cinco integrantes de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua, entre ellos quien ahora escribe, en mi calidad de presidente de tan prestigiada agrupación. Mis compañeros de tinta que fungieron como jurado son amplios conocedores de la poesía y la escritura, cuyo talento lo podemos conocer a través de sus libros, poemas, artículos y canciones. Para Dinorah Gutiérrez, María de los Ángeles Ruiz, Ernesto Visconti y Carlos González mi respeto y agradecimiento por darse el tiempo para esta actividad que promueve la cultura de nuestro estado a través de este gran rotativo. Todo en esta vida nos brinda cierto grado de incertidumbre, todo menos que algún día tendremos que morir y esto nos causa miedo por diversas razones.
Hay quienes piensan que aún no han realizado lo suficiente como para que la calaca venga por ellos; a otros les da pavor pensar que pueden morir cuando aún les hacen mucha falta a otras personas, principalmente a sus hijos, y otros más temen a que la muerte llegue previa a escenarios de dolor físico. Todos estos casos tienen gran parte de fundamento y razón, sin embargo, se nos olvida que comenzamos a morir desde que nacimos y que mientras llegue el día en que la huesuda venga tenemos que realizar todas nuestras actividades de manera positiva respetando a nuestros semejantes y a la naturaleza en todo sentido. Nuestras acciones como hijos, amigos, vecinos, estudiantes, padres, maestros o cualquier rol que nos toque
desempeñar son las que hablarán por nosotros para que cuando dejemos de estar físicamente en este mundo terrenal parte de nosotros se quede en la mente y el corazón de quienes nos recuerden; qué mejor que lo hagan bien y bonito ¿o no?
En nuestro querido país azteca en recientes años el número de muertes por razones de salud se ha incrementado significativamente, comentar aquí el número de casos de fallecimientos por la pandemia de Covid resultaría repetitivo y tedioso.
El pésimo manejo del gobierno ante la emergencia sanitaria que sacudió al mundo entero llenó los cementerios de compatriotas cuya vida se pudo haber salvado y eso será una pesada losa para quien se supone vela por la salud de todos los mexicanos, y aunque es verdad que las muertes se presentaron en casi todos los países, la acción de respuesta nos colocó en situación de verdadera preocupación sobre todo porque gran parte se debió a situaciones de índole político y eso simple y sencillamente no se vale. Y todavía se atreven a decir que tendremos uno de los mejores sistemas de salud del mundo, por favor.
El reconocido novelista ruso Leon Tolstoi sostenía que la llegada de la muerte representaba un cambio de misión; si es verdad que en el más allá tendremos otra misión diferente a la que tenemos en la vida terrenal, la de aquí es la que nos importa ahora así es de que todo lo que tengamos que hacer ya lo dijo Ana María Rabatté: en vida, hermano, en vida. Ande pues.
Asociación de Editorialistas de Chihuahua