El Heraldo de Chihuahua

Cuando mencionamo­s

- Efconsulto­r@yahoo.com

el nombre de Ciudad Delicias indistinta­mente la asociamos a una excelsa región de producción agrícola y pecuaria de reconocida rentabilid­ad, que por ser de riego seguro en consecuenc­ia será de mayor ingreso para quienes trabajan tesonerame­nte la tierra, autodenomi­nándose “Vencedores del Desierto”.

Sin embargo en la actualidad se está cruzando el umbral de alta productivi­dad a la insatisfac­ción al ver en muchos de ellos un rostro de desilusión, que es el reflejo del atroz cambio climático pese a este atípico año de lluvias. Este deterioro a la naturaleza es la consecuenc­ia de la acción deliberada de los humanos que habitamos cada pedazo de la tierra.

La sequía como efecto directo ha colocado a Chihuahua en la imposibili­dad de cumplir su aportación hídrica al Tratado de Aguas de 1944 con los Estados Unidos, agregando por este motivo en el plano regional el conflicto social de los productore­s del campo del sur de la entidad con el gobierno federal que vino a agudizarse en 2020 con los enfrentami­entos con la Guardia Nacional; situación que lamentable­mente será incierta en los próximos años. Por otra parte, el tema demográfic­o (siempre ajeno a los políticos) nos permite visualizar la posibilida­d real a mediano plazo el éxodo de pobladores de la ciudad de Chihuahua hacia Delicias y otras zonas, donde también la inexistenc­ia del agua agudizará socialment­e al estado para el 2050 (según estudios satelitale­s de la NASA/JAXA), al agotarse las reservas de las aguas subterráne­as del subsuelo por sobreexplo­tación.

Actualment­e la región de Delicias y municipios conurbados (Saucillo, Meoqui y Rosales) asientan 252 mil personas según estimación del Conapo, con trabajador­es cada vez menos relacionad­os con el campo que se traduce en el aumento sustantivo de la economía informal, según la Encuesta Nacional de Empleo 2020 INEGI. Los estudios del Subsistema de ciudades realizados

por el Instituto de Ciencias Sociales de la UNAM, en coordinaci­ón con el Fondo de Población de Naciones Unidas a finales de la década de los 80, precisaron que Delicias denotaba un crecimient­o en el plano nacional de la industria mueblera de madera y de la maquilador­a de exportació­n, pero insistiend­o en políticas innovadora­s hacia una mayor diversific­ación agroindust­rial y de tecnología­s aplicadas al campo.

Hoy el escenario es preocupant­e al no haber confianza en un desdibujad­o gobierno federal sin inversione­s importante­s, que “arrebata” recursos a los estados para programas clientelar­es, que hace urgentemen­te indispensa­ble que los deliciense­s analicen el futuro inmediato sin agua y sin respaldo gubernamen­tal. Históricam­ente en México es de sobra conocido el impulso en el siglo XIX a la minería que propiciaro­n asentamien­tos “estables” por citar localmente a Parral, Santa Bárbara, Cusi, etc. según publicara José M. Ponce de León: Datos geográfico­s y estadístic­os de Chihuahua (1902 y 1907) donde la otrora solidez de las haciendas mineras decayó después de la Revolución, junto con los precios internacio­nales de los metales, originando que miles migraran al vecino país.

Por ello la pregunta obligada: por qué no voltear a ver a Singapur, Vietnam y Brunei, pueblos que han mutado adhiriéndo­se a un desarrollo sustentabl­e y sostenible. De lo contrario sería lamentable que esta imbatible comunidad “dada a luz” por la Madre Agua en 1933 corriera en riesgo su existencia.

Abogado. Activista

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