“Me las tuve que ingeniar
para emitir 1,800 votos de golpe, en una de las casillas a mi cargo en Ciudad Juárez”, me dijo con total franqueza Joel, antiguo operador político, sobre su misión de amañar las elecciones de 1986 en el estado de Chihuahua. -Crónica del 6 de julio de 1986 en Chihuahua –Revista Pie de Página.
Episodios como el narrado en el párrafo anterior eran comunes y cotidianos hace 30 años, no sólo en Chihuahua, sino en todo el país. En los próximos días se discutirá en la Cámara de Diputados la reforma electoral impulsada por el presidente de la república, que groso modo, sugiere la reducción la cantidad de representantes en los cámaras federales tanto de diputados como de senadores, así como también la cantidad de diputados en los congresos locales y la reducción de regidores en los ayuntamientos de los municipios; lo cual pudiera parecer razonable, entrando a debate y discusión del mejor método de selección de dichos representantes populares.
El segundo punto y principal punto, la derogación del INE que actualmente tenemos a cambio de la implementación de un nuevo instituto que acabaría con los órganos electorales estatales y centraría la gestión de todas las actividades electorales de los ámbitos municipal, estatal y nacional. Centralismo puro, pues.
Es de preocuparse que se siga impulsando desde el centro del país el debilitamiento del entramado institucional que tanto tiempo, esfuerzo, e incluso en algunos casos la vida y sangre de ciudadanos costó, sin distingo de partido.
Para poder avanzar en los distintos sectores como el social, económico y productivo se requiere certeza en la elección de gobernantes y autoridades, hoy con sus áreas de oportunidad el INE proporciona esa certeza derivada por su puesto de su lógica y conformación ciudadana. Es necesario no volver a tiempos donde las elecciones podían ser amañadas, no queremos nuevos capítulos de violencia electoral tampoco, por eso requerimos fortalecer al árbitro para que la democracia siga siendo la guía que nos lleve a la paz social y al desarrollo en todos los sentidos.
Tenemos en esta administración federal el ejemplo en distintos rubros donde se ha terminado con programas para implementación de otros sin resultados en áreas tan delicadas como la salud, o en áreas como el
social donde a pesar de los programas sociales de transferencia directa la pobreza no disminuye, según índices oficiales. Veamos si este amague del gobierno federal no enciende un frente cívico que aglutine a distintos sectores de la sociedad para luchar frente al intento de control y parcialización de la democracia, al tiempo.