Un complicado trimestre
El último trimestre de 2022 está convirtiéndose en uno sumamente complicado. Analistas financieros, tanto de medios como de organismos privados, coinciden en que una recesión está en puerta, pero en esta ocasión y a diferencia de crisis económicas anteriores, la actual es el resultado de múltiples esfuerzos para tratar de controlar la inflación.
El Banco Central de los Estados Unidos, también llamado “la Fed”, es el responsable de tomar todas las decisiones con respecto a la política monetaria del vecino país, así como de supervisar y regular a las instituciones bancarias con el objetivo de mantener la estabilidad del sistema financiero, sin embargo, la inflación se encuentra fuera de control alcanzando sus más altos niveles desde hace 40 años. La Fed realiza ajustes dependiendo de la situación en la que se encuentre la economía, pero al mismo tiempo tiene un doble compromiso mandatorio: mantener la estabilidad de precios y maximizar el nivel de empleo, el cual paradójicamente está en inmejorables niveles después de la recuperación postpandemia y esta alta tasa de empleo sin duda influyó en el electorado estadounidense en votos para el Partido Demócrata que hasta el momento le están otorgando nuevamente el control del Senado.
La situación económica actual está causando que la Fed esté subiendo las tasas de interés como una estrategia para reducir la descontrolada inflación que afecta la economía del país, pero sobre todo las finanzas personales de sus habitantes y en lo que va del año la tasa de interés de referencia pasó de un 0% en marzo a un 4% en noviembre ejecutándose cuatro incrementos consecutivos de 0.75% (el último el pasado 2 de noviembre) y con ello, el efecto en el consumo es inmediato reflejándose principalmente en la adquisición de vivienda, pero también en las ventas al por menor del ciudadano común.
La economía de nuestro país está completamente conectada a la de los Estados Unidos (y como dice el dicho, si a ellos les da resfrío, a nosotros nos da pulmonía) ya que los efectos colaterales se amplifican, empezando con el alza a las tasas de interés por parte del Banco Central de México que ocasiona también el mismo efecto en el consumo, pero además, en ajustes a la actividad industrial, sobre todo en el sector de exportación, ya que con la baja en el consumo, los volúmenes de producción disminuyen en la misma proporción en la que el norteamericano deja de gastar, pero si a eso le sumamos que el empleo en el vecino país -como resultado de lo mismo- se empieza a contraer, el efecto también se ve reflejado en las remesas.
Como me gustaría que la marcha de este domingo 13 de noviembre en pro de la defensa del INE verdaderamente hiciera eco en el presidente mexicano y en sus secretarios, ya que en estos momentos son muchas, muchísimas cosas en las que estamos en riesgo (no solamente el INE) pero tal parece ser que el presidente “ni nos ve, ni nos oye” como en alguna ocasión dijera el expresidente Salinas en un informe de Gobierno a aquellos miembros de la oposición que ahora gobiernan nuestro país. Luchemos porque esto cambie y quizás el inicio se dé con esta marcha.