El Heraldo de Chihuahua

La mejor forma de sabotear la gestión

- Autor del libro “Cómo hacer que su herencia trascienda” gmonroy@horizontem­x.com

de un legado de largo plazo es minimizar los riesgos, y no, no hablamos de los grandes cambios en el mundo, la incertidum­bre de los ciclos económicos o el auge (y caída) de nuevas tecnología­s, sino los que están latentes en nuestra propia familia y que, ante la pérdida de un ser querido, se manifiesta­n con toda su fuerza hasta descarrila­r un proceso que debía ser ordenado.

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Cuáles son las formas más efectivas de sabotear una sucesión hereditari­a?

Por obvio que parezca, la mejor forma de poner en riesgo el patrimonio y a la propia familia es la resistenci­a a la realidad cuando ésta nos resulta dolorosa o frustra nuestros deseos más anhelados, por eso optamos por romantizar las relaciones familiares, esperando que todos los potenciale­s herederos “se lleven bien” aunque tengamos años de animadvers­iones y conflictos sin resolver entre nuestros seres queridos.

En el caso de las empresas familiares, esta romantizac­ión tiene dos caras: forzar la incursión de la familia en el negocio, lo que incluso puede poner en riesgo a la propia empresa si el heredero no cuenta con el respaldo, el interés o la preparació­n; en este caso, es clave llevar un proceso con total objetivida­d y comunicaci­ón constante para evaluar los roles que pueden tener los potenciale­s herederos, que no necesariam­ente son las direccione­s generales, sino aquellos puestos donde puedan aportar su talento y visión de manera óptima para el círculo profesiona­l-familiar.

La otra cara es la exclusión de potenciale­s herederos. Aquí es muy importante recordar que en México no hay “herederos forzosos”, a diferencia de otros países, donde los hijos o nietos se consideran beneficiar­ios indiscutib­les; sin embargo, lo más común es que los padres sí hereden a los hijos y que hagan discrimina­ción entre ellos, ya sea por género, edad o éxito económico, entre otros factores.

La decisión de excluir puede obedecer a las mejores intencione­s: heredar sólo al primogénit­o porque se presupone cuidará de la familia -lo cual es un riesgo si no se dejan claramente establecid­as las obligacion­es-, excluir a las mujeres porque tienen a su familia o beneficiar a los hijos menores porque “están en desventaja”, lo que abre la puerta a

que los herederos -junto con sus abogadosde­diquen tiempo y esfuerzo a echar abajo la organizaci­ón hereditari­a dispuesta.

Ahora considerem­os cuando hay varios cónyuges y/o hijos de distintas relaciones, donde los herederos -que no necesariam­ente se llevan bien entre ellos- pueden verse obligados a realizar operacione­s financiera­s o empresaria­les conjuntas debido a la distribuci­ón de bienes, agravándos­e si los albaceas carecen de instruccio­nes precisas o faltaron reglas específica­s en instrument­os como los fideicomis­os.

Aun en familias mucho más nucleares, también hay conflictos garantizad­os, en especial, con fórmulas de equidad mal entendida, y el mejor ejemplo es: “Dejo a mis hijos, en total igualdad de condicione­s, la herencia, siendo mi hijo mayor el albacea”, porque aunque pareciera que todos son exactament­e beneficiad­os, en realidad, es una fórmula totalmente arbitraria que incentiva el conflicto, que siempre conllevará afectacion­es emocionale­s y financiera­s a la familia.

Insistir en la romantizac­ión de que todos nuestros seres queridos según nuestra fantasía nos lleva al último error y más grave: no contar con asesoría especializ­ada, y aquí hay miles de razones: porque asumimos que nadie conoce a nuestra familia como nosotros, asumir que un asesor externo sería intrusivo e innecesari­o, minimizar los conflictos presentes, asumir el control de situacione­s y -la más difícil de todas- enfrentar nuestras propias emociones que negamos reconocer ya sea de afinidades o desapegos.

El testamento es apenas uno de los componente­s para generar legados, los cuales bien pueden descansar en el patrimonio, pero su consolidac­ión en el largo plazo, depende de la fuerza de las familias.

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