Buscan trans acceso a la vivienda y salud
El trabajo sexual se ha incrementado en los últimos años, como única manera de supervivencia de las mujeres trans, a quienes el estigma las persigue y las obliga a prostituirse, afirmó Mayté Regina Gardea González, activista defensora de los derechos humanos de las trabajadoras sexuales y mujeres trans, quien en el marco del 25N Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres considera que se ha avanzado poco.
Mayté actualmente se desempeña como asesora de la regidora Elvira Villarreal, en el Cabildo de Chihuahua y es parte de la organización Unión y Fuerza de Mujeres Trans Chihuahuenses, sus integrantes trabajan en una propuesta para que el trabajo sexual sea considerado como no asalariado y puedan gozar de diversas prestaciones como lo es vivienda y salud, algo viable puesto que en Querétaro y Ciudad de México, las trabajadoras sexuales ya tienen acceso a estos derechos.
Mayté asegura que la violencia contra las mujeres trans va en aumento, el caso de Mireya Rodríguez Lemus, fundadora de la organización Unión y Fuerza de Mujeres Trans Chihuahuenses, es la muestra de que los homicidios en su contra quedan impunes, pues a pesar de haber presentado más de 70 pruebas contra el agresor, la decisión del Tribunal Superior de Justicia para el transfeminicidio fue dejarlo en libertad.
“El mensaje fue claro para la ciudadanía: las mujeres trans para el Estado no existimos, no tenemos acceso a la justicia, se nos sigue violentando en todos los aspectos tanto en laboral, educativo, espacios gubernamentales”, afirmó Mayté, al considerar que es poco lo que se ha avanzado en la erradicación de la violencia contra las mujeres.
En los últimos siete años se han cometido 24 transfeminicidios en Chihuahua, “La violencia se ha recrudecido y en gran parte se debe a los discursos de odio que se generan en la sociedad”.
La activista señaló que el diputado Carlos Olson, así como otros personajes políticos, siguen fomentando discursos de odio, apología de la incitación al odio de las personas trans.
A ello se le suma la exclusión que sufren, en el ámbito laboral se les rechaza por ser una persona trans, se les discrimina y estigmatiza en los centros de trabajo debido a que no las dejan usar el baño para mujeres al considerarlas que son hombres, “Se sigue genitalizando nuestras vidas”.
MAYTE GARDEA UNIÓN Y FUERZA
“No tenemos acceso a la justicia, se nos sigue violentando en todos los aspectos tanto en laboral, educativo, espacios gubernamentales”
En la salud pública hay especialistas para atender a todos los sectores de la sociedad, pero no un endocrinólogo para atender a las personas trans que requieren terapias hormonales, muchas de ellas siguen consumiendo hormonas de manera indiscriminada, incluso las lleva a perder la vida.
Hace 10 años, Mayté era una de esas mujeres trabajadoras sexuales a las que ahora acompaña, los únicos trabajos que había era ser estilista o trabajadora sexual, debido a que no les daban un empleo libre de estigma y discriminación.