La cadena de trámites para aprovechar
un bosque no termina cuando se otorga la autorización del aprovechamiento. Posterior a esta etapa se debe cumplir, además, con varios trámites y autorizaciones que aplican a cada eslabón de la cadena productiva, hasta que llega el producto al cliente final.
P ara extraer la trocería del predio, el responsable técnico debe presentar en la Semarnat un informe de marqueo de los árboles que se van a aprovechar, en el que se asientan los volúmenes marcados para cada género y tipo de producto. Con base en ello, se entregan al solicitante, un determinado número de remisiones forestales para amparar solo el transporte de esos volúmenes y cada carga de camión que se extrae del bosque, debe llevar la remisión forestal, que especifica el producto y el volumen que se transporta.
Por su parte, los centros de almacenamiento, aserraderos o industrias de diferentes giros, deben tramitar un permiso especial para su instalación y funcionamiento, el cual no sólo debe cumplir los requisitos establecidos en la legislación forestal, sino que deben tramitar, además, una autorización de uso del suelo y/o giro comercial expedido por el Municipio correspondiente.
Estos patios o centros industriales concentran las materias primas, cuyo volumen deben acreditar con la documentación con la que fue recibido cada uno de los embarques. Con esta documentación, cada centro, deberá, a su vez, tramitar otra documentación adicional llamada reembarque, con la cual ampara cada salida de los diferentes productos que elabora y que envía a sus clientes.
De manera adicional, cada año se debe presentar un informe de la ejecución del programa de manejo del predio, en el que se asientan, además de los volúmenes aprovechados, todas las actividades complementarias que protección y restauración forestal que se propusieron para ese año en el programa de manejo. Sólo se puede continuar con el aprovechamiento, si se ha presentado este informe, y si en él
se hace constar el cumplimiento de todas las condicionantes que se le establecieron.
Toda esta tramitología implica costos y tiempos de gestión para quienes deben realizarlos, lo cual no sólo aumenta sus costos de producción, sino que además, en ocasiones se pierden oportunidades de mercado, por no poder cumplir con los tiempos de entrega a sus clientes. Aún más, en la reciente modificación a la Ley Forestal y en el reglamento que está por publicarse, de nuevo se agregan más requisitos y trámites.
Es entendible que se busque con diferentes estrategias limitar los aprovechamientos ilegales, por la importancia que tiene conservar nuestros bosques. Sin embargo, cabría preguntarse si con toda esta normatividad se ha logrado detener el problema.
La mayoría de los productores forestales seguirán acatando todo aquello a que obliga la legislación forestal. Hay incluso cada vez más ejemplos de ejidos, comunidades e industrias, que han dado un paso adelante, y han logrado obtener la certificación de buen manejo forestal, o de cadena de custodia, otorgada por organismos con reconocimiento internacional, lo cual, exige un esfuerzo adicional de ellos, y lo hacen además de forma voluntaria.
Sin embargo, quienes llevan a cabo aprovechamientos ilegales, los grupos delincuenciales, desafortunadamente lo seguirán haciendo, exista o no, toda esta normatividad. El problema se debería entonces atacar de raíz, es decir, directamente en el bosque, donde se cometen estos delitos. Mientras esto no se haga, el problema de la tala ilegal difícilmente se podrá detener, por más leyes, reglamentos, normas o requisitos que se impongan.