El 25 de noviembre
se conmemoró el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, proclamado desde 1999 por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Es una fecha para reflexionar sobre las consecuencias devastadoras que la violencia deja a corto y largo plazo en las mujeres y en la sociedad.
Las cifras
usted, amable lector, es la tónica de la reflexión, como la cumbre del conocimiento. Para ello recurro al “Maestro de las juventudes de América” Giuseppe Ingegnieri (18771925) José Ingenieros, originario de Palermo (Sicilia).
Aunque cada día hay más información respecto a la violencia de género, aún existe bastante ignorancia en torno al tema, lo que deja una puerta abierta a que se ejerza en cualquier momento, sólo por no saber lo que es.
Las cifras de la violencia hacia las mujeres en México son espeluznante. De acuerdo con el INEGI, el 70.1% de las mujeres de más de quince años han experimentado algún tipo de violencia, ya sea sexual, económica, psicológica, patrimonial o de discriminación a lo largo de su vida. Entre octubre de 2020 y octubre de 2021, el 42.8% de las mujeres del mismo rango de edad padecieron algún tipo de violencia de las descritas anteriormente. En 2022, hubo un incremento de 13.2% de mujeres víctimas del delito con relación a 2021 en mayo de ese año, se registraron cifras históricas respecto a feminicidios, violaciones, violencia de género y violencia familiar; hubo 11.5 asesinatos de mujeres por día.
Pero, ¿cómo luce una mujer maltratada? La imagen que aparece en nuestra mente es de alguien que no tiene dinero ni estudios, que es callada, tímida, no sabe poner límites y no dice lo que piensa; necesita ser protegida, salvada y rescatada. Ese estereotipo dificulta que se tenga acceso a la justicia, ya que invisibiliza y anula que una mujer exitosa, bella, inteligente, con carácter y adinerada, también pueda ser víctima porque, ¿cómo es posible que una mujer con carácter y fuerte pueda ser violentada?. Cuando una fémina así llega ante el ministerio público crea escepticismo, se le cuestiona sobre la veracidad de lo que dice y se le trata de desacreditar, pues no cumple con el perfil “perfecto” de mujer maltratada. La incredulidad por parte de las instituciones y de la sociedad es cruel y es muy violento.
También ejercemos violencia cuando revistos de “buenas intenciones”, sin darnos cuenta perpetuamos los estereotipos que nos han sido impuestos a las mujeres, de lo que debemos ser en sociedad. Esta violencia cultural que se vive cotidianamente
de la violencia hacia las mujeres en México son espeluznantes. De acuerdo con el INEGI, el 70.1 por ciento de las mujeres de más de quince años han experimentado algún tipo de violencia, ya sea sexual, económica, psicológica, patrimonial o de discriminación a lo largo de su vida.
en los hogares, trabajos, escuelas e instituciones es muy peligrosa, porque da pie a que permita las agresiones físicas. Dentro del contexto social donde crecimos, al ver la dinámica entre hombres y mujeres desde el hogar, normalizamos lo observado y lo perpetuamos sin darnos cuenta de que puede ser violento.
Recientemente la Asociación de Editorialistas de Chihuahua (a la cual pertenezco) acudimos a una invitación a desayunar al Instituto Estatal Electoral para charlar sobre la violencia política en contra de las mujeres por razón de género. La exposición por parte de las consejeras fue muy informativa y de gran valor, sin embargo, con el debate que se vertió entre los asistentes constaté que aún falta mucho por avanzar hacia una igualdad entre ambos sexos, comenzando por distinguir que a veces lo que decimos de “buena voluntad”, resulta violento, como pensar que las mujeres se les debe respetar porque son las dadoras de vida y se les debe tratar como a una flor. También es importante reconocer que una víctima no sólo es una mujer abnegada, sino que puede ser cualquier fémina en cualquier circunstancia, incluso una candidata a gobernadora. Mientras no nos demos cuenta, seguiremos poniendo el freno hacia la igualdad y la equidad. Comencemos derribando la ignorancia.
Su libro: “El hombre mediocre” nos profundiza en la reflexión de nosotros mismos, por cierto, es difícil escapar de nuestra consciencia, a la que no podemos escapar. En su capítulo: La política de las piaras, encontraremos enunciados muy acertados que corresponden al régimen dictatorial que oprime a la Nación Mexicana.
“La política se degrada, se convierte en profesión. En los pueblos sin ideales, los espíritus subalternos medran con torpes intrigas de antecámara. Toda excelencia desaparece, eclipsada por la domesticidad. Se instaura una moral hostil a la firmeza y propicia al relajamiento.
Nadie piensa donde todos lucran: nadie sueña, donde todos tragan. Lo que antes era signo de infamia o cobardía, se torna título de astucia, lo que otrora mataba, ahora vivifica, como si hubiera una aclimatación al ridículo, sombras envilecidas se levantan y parecen hombres. Lo que en las patrias se cubría de vergüenza, en los países se cubre de honores.
Los hombres ilustres pueden ser víctimas del voto, los partidos adornan sus listas con ciertos nombres respetados, sintiendo la necesidad de parapetarse tras el blasón intelectual de algunos selectos.” El concepto de libertad se prostituye en aras de la imposición de la dictadura, que todo lo controla y no acepta crítica. La democracia la quieren nominar sólo los cófrades de los mediocres morenos. Las caudas de comprados y acarreados son como porristas alienados dentro de la anarquía.
“Hay miserables afanes de popularidad, más denigrantes que el servilismo. Para obtener el favor cuantitativo de las turbas, se les puede mentir bajas alabanzas de ideal , más porque se dirigen a las plebes que no saben descubrir el embuste. Halagar a los ignorantes
con ideales, conscientes de sus derechos y obligaciones son el veneno de los regímenes dictatoriales y el Estado totalitario gasta millones del erario, para descalificarlos, empero, jamás lograrán tan ignominioso acto de cobardía limitada a la demagogia. Grandes recursos del erario son cínicamente malversados por la dictadura más absorbente de la historia de México.
Los ciudadanos
y merecer su aplauso, hablándoles sin cesar de sus derechos, jamás de sus deberes es el postrer renunciamiento a la propia dignidad”.
Los ciudadanos con ideales, conscientes de sus derechos y obligaciones son el veneno de los regímenes dictatoriales y el Estado totalitario gasta millones del erario, para descalificarlos, empero, jamás lograrán tan ignominioso acto de cobardía limitada a la demagogia. Grandes recursos del erario son cínicamente malversados por la dictadura más absorbente de la historia de México.
Tal situación debe terminar el proceso de 2024. Auto lanzarse confeti le cuesta a una república federal muchos recursos que los niños y jóvenes requieren para ser atendidos en su salud y en su educación. Felicito a quienes mantienen las banderas de la dignidad y del patriotismo, son de rechazarse los caudillos oportunistas- bonapartistas morenos.