La marcha de la realidad
es la más difícil de aceptar, porque ésta se impone, aunque se le quiera maquillar con cifras irreales, tarde o temprano caerá por su propio peso, porque la verdad se hará evidente.
El pasado mes de noviembre se registraron dos marchas, la del día 13, que se caracterizó por ser ordenada, pacífica y una manifestación auténticamente ciudadana a la que asistieron cuatro millones de mexicanos y mexicanas en varias ciudades del país y del extranjero; fue convocada en defensa del INE por ser éste el árbitro electoral y una de las instituciones que inspira mayor confianza y aceptación ciudadana, misma que estuvo motivada por la amenazante reforma electoral de López Obrador, que pretende desaparecer al INE; frente a lo anterior se llevó a cabo la contramarcha del día 27, convocada y publicitada por el propio López Obrador, que más que una marcha se convirtió en un desfile, ya que a juicio de especialistas las marchas son manifestaciones ciudadanas para exigir respeto a los derechos humanos o para reprobar los actos de los malos gobiernos, por ende, el evento del presidente fue un desfile, que surgió primero como respuesta a la marcha ciudadana, luego se anunció que era para demostrar la aceptación de la gente por los logros del gobierno y de la 4T, posteriormente se dijo que la “contramarcha” era para hacer marco al 4o Informe de gobierno de López, mismo que adelantó cuatro días, ya que el informe debió darse el 1o de diciembre.
Así las cosas, a pesar de que la mal llamada marcha del presidente, que según analistas costó más de mil millones de pesos por los gastos de comida, transporte, hospedaje y “pagos” para los acarreados y a pesar de ello se quedó muy lejos de las expectativas de los Morenos, pues con todo el derroche de recursos y el pase de lista a los trabajadores del gobierno federal, entre otros acarreados, de acuerdo a los mismos conteos de integrantes de Morena, apenas superó el millón de personas y eso que iba AMLO a la cabeza, quedando muy por debajo de la cifra que alcanzó la marcha ciudadana, en virtud de que ésta tan sólo entre el Ángel y el monumento de la Revolución reunió a 800 mil almas libres, no acarreadas, sumada a los más de tres millones que marcharon en las otras ciudades. Dicen que las comparaciones son odiosas, pero en ocasiones necesarias.
Lo cierto es que no se debe soslayar la implacable marcha de la realidad, que sigue su curso a pesar de lo que se haga o se diga y que desgraciadamente no tiene buenos resultados para el país, porque a pesar del “Informe de López Obrador”, donde según él todo es positivo, la marcha de la realidad nos aterriza con la gran división que existe entre los mexicanos, dado el afán del Presidente por polarizarnos, casi al grado de llegar al odio; aparte de los pésimos resultados que existen en el resto de las asignaturas en las que caminamos para atrás, como el cangrejo, arrojando la marcha de la realidad también pésimos indicadores en materia de salud, seguridad, economía, educación, obra pública, transparencia, combate a la corrupción e impunidad, etc., pero éstas son otras historias, que trataremos en artículos posteriores.