Un personaje sui generis de mucha polémica,
conquistador de grandes batallas, señalado por muchos como un dictador, por otros, como un trasformador de su tiempo; él, un general que fuera presidente de México en varias ocasiones, ocupando ese cargo por primera vez en forma interina tras el triunfo de la Revolución de Tuxtepec del 28 de noviembre de 1876 al 6 de diciembre de 1876. Así mismo, iniciaría otro periodo presidencial del 17 de febrero de 1877 al 5 de mayo de 1877; ejercería su cargo de manera constitucional de 1877 al 30 de noviembre de 1880 y finalmente, lo haría de manera ininterrumpida de 1884 a 1910. Don Porfirio Díaz Morí, polémico personaje quien visitó la ciudad de Chihuahua en octubre de 1909 (Foto: Mediateca INAH).
Este personaje, lo recordamos ya que antes de que se vinieran las tempestades de la Revolución que influyeron en su caída, programaría un viaje largo desde la Ciudad de México a Chihuahua, la que sería la última visita de este sorprendente y polémico presidente a este peligroso terruño norteño. Sin duda, todos los periódicos de la época anunciaban la gran noticia de que vendría el presidente don Porfirio a la ciudad de Chihuahua; los voceadores gritaban a los “cuatros vientos” ¡Extra, extra, se anuncia la visita del presidente de México a Chihuahua! Sí, pronto tendríamos una importante visita, así que el rotativo Chihuahua Enterprise que, tendría presencia localmente de 1895 hasta 1910, exponía a ocho columnas la relevancia de este acontecimiento y los beneficios que nuestra entidad, iba tener con su presencia.
Por su parte el periódico El Norte, cuya vida productiva sería de 1901 a 1909, también expondría que su presencia tendría significados históricos sin iguales para los chihuahuenses, y el El Correo de Chihuahua, con su director Silvestre Terrazas, daba cuenta sobre el gran acontecimiento en la próxima llegada del octogenario mandatario. La verdad, toda esa expectación, se sentía en cada rincón de la paupérrima capital del estado más grande de la República Mexicana. En las escuelas, se les hablaba a los niños que vendría el presidente de México y esto alentaba a que muchas
maestras y maestros empezarían a desarrollar ensayos de bienvenida para el gran personaje, como bailables, pequeñas representaciones teatrales, poemas, canciones y un confeti de actividades que dejarían con el ojo cuadrado a don Porfirio. Por otro lado, en las esferas de gobierno, los políticos trataban de buscar formas de hacer algunos protocolos de bienvenida, para lo que usted ya sabe, hacerle la “barba” al Ejecutivo federal, entre ellos, serían cada uno de los actos de bienvenida. Don Enrique C. Creel, gobernador de Chihuahua de 1907 a 1910 (Foto: Mediateca INAH).
Sin duda, también esto había impactado a los ambientes cantineros, ya que se hablaba de manera abierta sobre la satisfacción y beneficio para Chihuahua con la presencia del presidente. Sin embargo, otros con bajo perfil, comentaban que pronto Porfirio Díaz tendría que caer, pues en algunas partes del país se empezaban a sentir conatos de malestar por la situación de pobreza y miseria. Sin embargo, fuera de eso, la mayoría de la gente comentaba eso en las esquinas, mercados, iglesias. La verdad, Chihuahua se estaba preparando para recibirlo como se merecía, característica de la gente de acá del norte. Se comentaba también en los periódicos los logros del porfiriato que había comenzado con el pie derecho en 1877, caracterizándose por el control de caudillos y caciques que dominaban el territorio; el fomentó a la inversión extranjera en la economía,