Matan a 3 vendedores de pollo en Acapulco
ACAPULCO. Ayer, tres vendedores de pollo fueron asesinados en el mercado Constituyentes, en Acapulco, Guerrero, estado donde la extorsión contra comercializadores de este producto y productores de tortilla ha cobrado al menos una docena de víctimas en lo que va del año.
De acuerdo con los primeros reportes de la policía, sujetos armados llegaron al mercado y asesinaron a los polleros en sus respectivos locales.
A principios de junio, en Chilpancingo, se cometieron varios asesinatos en contra de trabajadores que se dedican a la venta de pollo, situación que derivó en una paralización en la venta del producto en la capital del estado.
Los asesinatos en Chilpancingo generaron que comerciantes de pollo del mercado
Baltazar R Leyva Mancilla determinaran suspender la venta del producto el pasado 13 de junio.
Durante el citado mes, integrantes de grupos delictivos, efectuaron al menos tres ataques a vendedores de pollos, uno de ellos dentro de un puesto en el mercado, el segundo afuera de la central de abasto cuando viajaban en la camioneta de reparto y el tercero en una bodega situada en la comunidad de Petaquillas.
El problema de la extorsión es uno de los principales delitos que aquejan a Acapulco, así como a municipios de la Costa GrandE, donde tortillerías han sido atacados por integrantes de la delincuencia organizada en el tema del cobro de piso. se transforma en fracaso apenas a la cuarta partida de cada Mundial, ya ni siquiera pueden aspirar a la ilusión de ser campeones.
Pero, no por ello los mexicanos tienen que renunciar a ese necesario recreo. Nunca lo han hecho. Siempre encuentran equipos sustitutos.
Tal vez -es una simple propuesta para aprobarse en una consulta popular- los nuevos aicionados mexicanos deberían estar advertidos desde niños de esa histórica situación, y en las entradas de todos los estadios de futbol del país debería colocarse una advertencia muy notable y visible para todos, la frase del tercer canto de la “Divina Comedia” de Dante Alighieri, que previene a aquellos que cruzan las puertas del inierno:
“¡Oh, vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza!”. Se ahorrarían muchas desilusiones, explicaciones, enojos y justiicaciones.