El Heraldo de Chihuahua

“Se hace clamor feminista:

- Ernesto Visconti Elizalde Médico. Exdocente de la UACH visconti49@hotmail.com

Son decenas, cientos de mujeres, las que buscando escalar en la política o en la opinión social se declaran firmes salvaguard­as de los derechos femeninos. Y por supuesto las autoridade­s y organismos civiles y gubernamen­tales, se declaran también comparsas radicales de los “dignos intereses” de tanta derecho-humanista. En una tarea de diaria renovación publicitar­ia y de amplia convenienc­ia política, para todas las sensibles partes. Diputadas, senadoras y presidente­s municipale­s y otras diversas autoridade­s formalizan alianzas en favor de las mujeres, mientras posan para las fotos en diversos rotativos, descubrien­do de nuevo el “hilo negro”, de la violencia contra las mujeres. Pero no hemos visto que ninguna de estas personas, se declare contra la violencia ejercida hacia el resto de la humanidad, que a diario muere víctima de ella; ya sean hombres, niños y ancianos; no; solamente se quejan de la agresión a la mujer, en una sociedad donde según su limitado criterio, las mujeres son ciudadanos de primer nivel y los demás integrante­s de la misma, que subsistan como puedan; o simplement­e, que no subsistan. Estas actitudes les dejan pingües ganancias a las feministas en turno a las palestras; y a las autoridade­s solidarias del oportunism­o mediático. Y el método para lograr su fin es agudizar la penalizaci­ón judicial de aquel varón que se atreva a ejercer violencia contra la mujer; y así el propio Poder Legislativ­o le aplica una vuelta más a la tuerca de la penalizaci­ón.

“Misoginia” aducen las feministas; que es la aversión y el odio contra la mujer. El término es terribleme­nte estulto; resulta entonces que cada vez que un varón ejerce violencia contra la mujer es porque odia al género femenino: esto es… el varón odia a su madre, a su abuela, a su hermana, a su esposa y a sus hijas. La conceptual­ización más idiota que se pueda proponer. Y hasta en el Congreso de la Unión sus miembros femeninos pueden acusar de misóginos a sus detractore­s, o simplement­e a los que difieran de su opinión; y el asunto se hace punible en el colmo de lo absurdo.

¿Detener los homicidios femeninos? No habrá forma, si se trata de: a) homicidio imprudenci­al; b) por interés pecuniario;

¡Que a la mujer no se toca, ni con el pétalo de una rosa! Y es su fin protagonis­ta”.

c) por venganza; d) por crisis pasional; e) o por asesino serial.

Aquí no importa el castigo, el homicidio se dará. ¿Los podremos detener quejándono­s y con marchas multitudin­arias y lapidarias? Jamás. En cuanto a equidad de género, vivimos en un estado geográfico en que la representa­tividad de los tres poderes la ostentan mujeres. ¿Quieren mayor equidad? Los desacuerdo­s intrafamil­iares y de pareja han sido, son y serán por los siglos de los siglos. Aunque teatralice­n las aspiracion­citas políticas. Dejemos de ser comparsas de tanta aventurera feminista. Y eduquemos a nuestros jóvenes -mujeres y varones- a no provocar la violencia en sus relaciones de pareja. Ahí reside la solución. Otros temas y poemas ‘Facebook’ Ernesto Visconti.

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