Entre la literatura y el cine
El talento y
Sensible autor de La mejor juventud, Las cenizas de Gramsci y Poesía en forma de rosa, de igual modo lo fue de los incómodos también poemarios El ruiseñor de la Iglesia católica y La religión de mi tiempo, como punta de lanza de una postura que se recrudecería en su libro de ensayos Pasión e ideología. No menos valiosos son sus textos Sobre la poesía dialectal, La poesía popular italiana y Escritos corsarios, o sus antologías Poesía dialectal del siglo XX y Antología de la poesía popular, donde se perfilan sus no menos sabias dotes filológicas.
Como narrador nos legó las ya muy visuales y cinematográficas novelas Muchachos de la calle, Una vida violenta y Mujeres de Roma, y como dramatugo, Orgía y su ulterior Calderón. En 2010 salió a la luz el capítulo perdido de su más ambiciosa novela Petróleo, donde el no menos agudo periodista escribe alrededor de varios escandalosos asesinatos cometidos desde la década de los sesenta. Debutó en el cine con Accattone, donde inicia su muy fructífera relación personal y profesional con Franco Citti, uno de sus actores fetiche, seguido de su primer gran éxito Mamma Roma con una Anna Magnani ya como primerísima actriz. El multicitado El Evangelio según San Mateo implica una vuelta radical de tuerca, si bien no traiciona sus obsesiones personales ni las constantes de su poética al presentar el pasaje bíblico en una lectura consecuente con su postura ideológica. En plenitud creativa, Pajaritos y pajarracos, de 1966, es considerada
En el centenario de Pier Paolo Pasolini
la creatividad de Pier Paolo Pasolini (Bolonia, 1922Lacio, 1975) se apagaron un frío 2 de noviembre de 1975 cuando, tras el estreno de su última película Saló o los 120 días de Sodoma y en circunstancias hasta la fecha no del todo esclarecidas, fue brutalmente asesinado. Murió en su plenitud creativa, a los cincuenta y tres años de edad, y en una época en que todavía tenía sentido defender causas de una utopía que, como tantas otras, las propias estulticia y ambición humanas se han encargado de llevar al fracaso.
por muchos críticos como su obra maestra, donde mejor se condensan su talentos poético, visual y dramático. Parábola política y humanística, inmortalizó al entrañable actor cómico Totó en una inolvidable creación, y es una película donde la música es protagonista. Después de un Edipo Rey donde pareciera no alcanzó a penetrar como pretendía en la tragedia de Sófocles, siguió su ya obra de culto Teorema, de 1968, su consagración internacional y quizá su obra más citada, con magnánimos trabajos de Terence Stamp y Laura Betti protagonizando una historia sórdido-sensual que levantó ámpulas en su tiempo. Enseguida vendrían su no menos cruda y polémica Pocilga, y su personal Medea, a partir del clásico de Eurípides, con “La Divina” Maria Callas en el reparto. La década posterior arrancó con la llamada Trilogía de la vida, compuesta por El Decamerón, Los cuentos de Canterbury y Las mil y una noches, los tres títulos presentes y protagonistas en los festivales de Cannes, Berlín y Venecia. El inicio de su última etapa creativa, supuso lecturas más libres y menos narcisistas de sus pasiones literarias. Su testamentaria Saló o los 120 días de Sodoma llamó la atención además por su no menos irreverente tono autocrítico, donde la libertad y la imaginación creativas rompen todos los posibles prejuicios y fronteras convencionales entre decantación lírica, erotismo, pornografía y provocación.