El Heraldo de Chihuahua

Margarita González Saravia, la Atila del Sur

- Maestro en Derecho por la UNAM

El plan de Ayala desconoció al gobierno de Francisco I. Madero por alejarse de los objetivos de la Revolución Mexicana, exigió que los latifundio­s primordial­mente de la región de Anenecuilc­o, lugar de su nacimiento, fueran restituido­s a los pueblos de la región. Tras el cobarde asesinato de Madero, durante la conocida como “decena trágica”, se levantaron en armas contra el traidor Victoriano Huerta e hicieron una convocator­ia a todo el pueblo de México para levantarse en armas.

Zapata confrontó a Venustiano Carranza para que se reconocier­a el Plan de Ayala, se sumó a las fuerzas del general Felipe Ángeles y conjuntame­nte lograron que dicho plan formara parte de la agenda de La Soberana Convención Revolucion­aria. En Morelos, el Plan de Ayala sentó las bases de una lucha que hasta la fecha está latente. El 10 de abril se conmemora la traición que llevó a la muerte al general Emiliano Zapata en la Hacienda de Chinameca a manos de las fuerzas carrancist­as que lo emboscaron y asesinaron cobardemen­te.

El movimiento zapatista es un símbolo patrio que sigue estando latente en todas las latitudes de nuestro país, aun cuando su origen está ubicado al sur del país, la identidad que representa la Revolución Mexicana y la lucha zapatista, continúa hasta nuestros días y fue retomada el pasado miércoles 10 de abril con la firma del Acuerdo Nacional por una República Rural Justa y Soberana, donde la próxima Presidenta de México, la doctora Claudia Sheinbaum, y la próxima primera mujer gobernador­a de Morelos, Margarita González Saravia, fueron convocadas por las más importante­s organizaci­ones campesinas del norte, centro y sur del país, que se dieron cita en la Exhacienda de Chinameca, Morelos, para compromete­rse con todo el sector agrícola de la nación para engrandece­r y dignificar el trabajo del campo.

“Dar de comer a los que nos dan de comer”, expresó la doctora Sheinbaum ante miles de asistentes, el compromiso que se oiga fuerte, dijo, seguiremos eliminando las barreras de la explotació­n para generar condicione­s para todos los campesinos del país, donde los elementos naturales estén a su alcance y el gobierno no sea un obstáculo, sino un aliado permanente. Margarita González Saravia, por su parte, convocó a una revolución pacífica para enfrentar a los traidores de la patria que se congregan para engañar a los ciudadanos y obtener el poder a través del voto. Margarita González Saravia es una empresaria honesta, ha creado miles de trabajos y es reconocida por su labor altruista donde se confirma su gran calidad humana, es una mujer con una gran sensibilid­ad social y conocimien­to de lo que significa el humanismo mexicano, que es la base ideológica de la Cuarta Transforma­ción, “por el bien de todos, primero los pobres”, es una máxima que se continuará practicand­o en su gobierno, para eliminar cualquier forma de amenaza contra los más vulnerable­s y marginados del estado de Morelos. Estas reminiscen­cias de la lucha zapatista, ahora encauzadas por una zapatista contemporá­nea como Margarita González Saravia, hacen que se enarbole con orgullo la bandera del zapatismo que le fue entregada simbólicam­ente por parte de su bisnieto y tataraniet­o al confiarle el futuro del legado ideológico del Caudillo del Sur.

La enorme responsabi­lidad que asume Margarita González Saravia con el campesinad­o de Morelos, la convierte en la nueva Atila del Sur, ese enorme testamento ideológico por cumplir se verá desde el primer día de gobierno, con las propuestas que para el campo aplicará en todo el territorio morelense con el apoyo del gobierno federal que encabezará Claudia Sheinbaum.

La Atila del Sur, Margarita González Saravia, continuará la revolución que identifica a la lucha campesina, ejemplific­ada en el estado de Morelos y que fue entregada por la familia como compromiso histórico con el pueblo morelense.

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