Fue la primera mujer policía patrullera
Hace 25 años fue pionera al recibir un vehículo oficial para vigilar a las y los chihuahuenses
Se lleva en el recuerdo experiencias policiales que sólo mujeres con gran temple y valentía pueden ser capaces de soportar y las cuales la marcaron para siempre
Erika Vanessa Ramírez García, policía de academia recién jubilada y quien fuera la primera mujer patrullera en la ciudad, relata cómo fueron sus inicios dentro de la corporación y cómo en aquel entonces conducir una unidad oficial era exclusivo de los hombres, pero gracias a su persistencia y capacidad logró obtener un automóvil oficial para cuidar de mejor manera a las y los chihuahuenses.
Luego de 25 años de servir a su comunidad, al haberse acogido al beneficio de jubilación temprana que recientemente aprobó el Gobierno Municipal, debido a las extenuantes labores que policías y bomberos realizan, la ahora ex policía municipal, se retira con la frente en alto y orgullosa de haber sido la pionera del patrullaje motorizado en la mancha urbana entre las policías.
Erika formaba parte de un grupo de tan sólo 12 compañeras, pues apenas empezaban a integrarse a las filas de la Dirección de Seguridad Pública miembros del sexo femenino, a diferencia de hoy en día, donde un alto porcentaje de los elementos son mujeres, incluso con altos rangos dentro de la institución. Gracias a la evolución de la Policía Municipal en cuanto a la promoción de la no discriminación laboral y a las políticas públicas de igualdad de género que los últimos gobiernos han impulsado, actualmente una gran cantidad de policías conducen una patrulla, una motocicleta o incluso una maquina bombera de grandes dimensiones, brindando los mismos resultados que sus compañeros los varones.
Para Erika, quien además de dedicar gran parte de su vida a vigilar a la sociedad, es paramédica y logró obtener un título en Derecho y Asuntos Internacionales, el haberse convertido en la primera patrullera de la DSPM representa gran orgullo y fortaleza, según lo expresó de viva voz, aunado a experiencias policiales que sólo mujeres con gran temple y valentía pueden ser capaces de soportar y las cuales la marcaron para siempre.
“Tuve que esforzarme al triple para demostrar que, sin importar el género, se puede cuidar a la comunidad de igual manera que lo hacía un hombre. Creo que fui el parteaguas para que más mujeres policías perdieran el miedo y se arriesgaran a conducir una unidad oficial y brindar mayores resultados en materia de seguridad”.