La utopía, un motor
Los seres humanos siempre tendremos anhelos, es decir, somos seres de expectativas y deseos para nosotros mismos como sociedad y también como individuos. Siempre estaremos buscando un cambio, una forma nueva de estar aquí, por imposible que ella nos pueda parecer. La vocación que tenemos por la libertad hace que mantengamos una aspiración hacia un modo de vida que garantice nuestro pleno desarrollo con el máximo de libertad.
Nuestra voluntad, entonces, no es sino un reflejo activo de ese deseo por un cambio. Consígase o no el cambio deseado por nuestra voluntad, el solo hecho perseguir nuestros anhelos detona en nosotros un sentido: el sentido de lo que debería ser, pero no es. La dificultad que hallamos para la realización de nuestros anhelos incrementa el valor de los mismos.
Lo positivo de la utopía es que nos sirve como un faro que, aunque inalcanzable, nos orienta en nuestra vida como una meta deseable, y lo deseable es valioso. La utopía motiva y dirige esfuerzos, acciones.
La utopía es, ante todo, una visión inspiradora para nuestras decisiones y elecciones. Si tomamos en serio lo utópico, lo utópico será un propulsor de nuestro ser, el cual está definido por valores y conductas que dan sentido a nuestra vida. Las mentes utópicas diseñan un porvenir para nuestra sociedad, un porvenir que no va a ser necesariamente algo real, pero ese porvenir sirve de guía y alienta la lucha. El pensamiento utópico perfila una misión.
Quien es utópico se precia de contar con algo por lo cual vale la pena luchar, y la lucha en sí misma es lo que da sentido a su vida. La satisfacción de la mente utópica está en lo estimulante que resulta para la voluntad volcarse tras lo que considera valioso (justo, verdadero, bello, bueno).
Para muchos críticos de las utopías, estas no son sino el producto de mentes que juegan con algo ficticio. Si nos vamos con ellos, seguramente buscarán descalificarnos si somos utopistas, porque para ellos la utopía es fantasía.
Sin embargo, son las utopías las que han generado iniciativas importantes para los cambios que son necesarios si lo que buscamos es vivir en mejores condiciones de las que actualmente estamos. Acciones revolucionarias han tenido su cuna en utopías.
Surjan o no en momentos de crisis individuales y sociales, las utopías son un elemento que ha tenido una importancia incuestionable en las decisiones de personas y grupos que han creído en una realidad que puede ser mejor que la actual.
La idea de un mundo nuevo, sin pobreza, sin explotación humana, sin crímenes, sin injusticias, es una idea atractiva para cualquiera.
Las utopías son la imaginación de lo mejor para nosotros y los demás; son como vacunas contra la conformidad. A la utopía se le define como lo irreal o inalcanzable. Así es, pero algo nos tiene que inspirar para no quedarnos inmóviles. Al fin y a cabo somos perfectibles.