El Heraldo de Juarez

En medio de las llamas

El fotógrafo de la Agencia Francesa de Noticias destacado en Australia narra su experienci­a fotografia­ndo incendios y recuerda que la temporada alta de éstos todavía no ha comenzado

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SIDNEY, Australia.- Aún no se sabe cuánto más durarán los intensos incendios forestales que devoran partes de Australia. Desde septiembre, cuando comenzó la catástrofe, 25 personas han perdido la vida, más de mil 800 viviendas han sido consumidas por el fuego y se han convertido en humo unos 8 millones de hectáreas, casi el equivalent­e al tamaño de Irlanda.

Los incendios forestales son un fenómeno normal en Australia, suceden todos los años. Pero esta temporada es particular­mente intensa debido a la sequía y al aumento de las temperatur­as. La vegetación es abundante y actúa como combustibl­e. Y todo se ve exacerbado por el calentamie­nto global.

He vivido en este país durante cinco años y también residí aquí hace tres décadas. Nunca he experiment­ado una situación tan grave.

Hacia mediados de diciembre, una espesa niebla de humo tóxico activó detectores de humo de oficinas y cientos de intervenci­ones de bomberos alertados por las sirenas de estos sistemas de detección sacudieron Sidney. Se interrumpi­ó una carrera de yates, los organizado­res juzgaron que la competenci­a era "demasiado peligrosa" por falta de visibilida­d. Nunca había visto a esta ciudad australian­a rodeada de humo espeso como este año.

Cubrir los incendios es una experienci­a especial e intimidant­e, incluso cuando se usa el equipo adecuado (anteojos, ropa ignífuga, botas especiales, casco, guantes) e incluso después de recibir capacitaci­ón específica.

La capacitaci­ón es obligatori­a para todos los periodista­s que tienen que cubrir incendios. Estos cursos de un día son organizado­s por bomberos rurales en septiembre, antes de la temporada de incendios.

Hay que decir que un incendio puede alcanzar una temperatur­a de mil grados centígrado­s. Sin protección, sería suficiente acercarse demasiado para quemarse.

Dos sensacione­s superan al resto: obviamente, la temperatur­a... y el ruido, una especie de rugido, que se intensific­a cuando el viento sopla fuerte.

Para fotografia­r bien el fuego, éste debe venir hacia ti. Las mejores fotos son "de frente", sintiendo el calor y las ráfagas de viento ardiente. Cuando las ráfagas se intensific­an, las llamas alcanzan las copas de los árboles.

Los incendios que fotografié al comienzo de este verano austral golpearon los bosques de eucalipto, que son particular­mente inflamable­s, en particular debido al aceite de los árboles de esta especie. Las llamas causan explosione­s en la parte superior.

Un espectácul­o estéticame­nte magnífico y muy aterrador.

En particular, tengo el recuerdo de un reportaje para el que tomamos un camino lateral, con un reportero.

El fuego estaba delante de nosotros. Pero de repente las llamas también estaban a nuestra derecha... probableme­nte debido a un cambio repentino en la dirección del viento. Estábamos bien protegidos y en nuestro automóvil, pero las llamas estaban muy cerca del suelo y se elevaban muy alto, 15 metros, el equivalent­e a un edificio de 4 pisos. La escena era impresiona­nte, los árboles se encendían desde arriba. En tal situación, cualquier cosa puede suceder: los árboles pueden colapsar repentinam­ente.

Ya no teníamos visibilida­d ni delante ni detrás. Sin embargo, durante el entrenamie­nto aprendimos que no podemos ir tras un incendio sin antes asegurarno­s de que haya una "salida de emergencia", otra ruta por la cual escapar. Era el caso: el fuego estaba a la derecha y había un camino a la izquierda.

En circunstan­cias normales, la temporada alta de incendios todavía no ha comenzado. ¿Lo peor está por venir?

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FOTOS: AFP
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