La ignorancia selectiva
Dame una causa popular y externaré mi opinión sin mayor preocupación más que la de estar en la corrección política. Lo haré sin biblioteca de por medio (dixit Umberto Eco), por supuesto con nada de información o contexto. Sólo por el gusto de estar.
Lo anterior es un fenómeno y un signo de los tiempos que corren, cuando la influencia de las redes sociales es definitiva.
Y si hay dudas de lo anterior, pregúntenle a Michel Franco. En días recientes enfrentó una avalancha de críticas, sobre todo en Twitter, por su más reciente filme Nuevo orden ( México- Francia, 2020) que ganó el Gran Premio del Jurado y el Leoncino de Oro en el Festival de Venecia. Lo relevante del caso es que las opiniones se han generado sin que el respetable haya visto la película, únicamente a partir del tráiler que se liberó previo al estreno en salas cinematográficas, el próximo jueves 22 de octubre.
Es la vorágine de las redes sociales que nos hace sentir la obligación de opinar ante cualquier asunto de la esfera pública que se presente. Sazonado además con la intención de lavarnos la cara gracias a la cristalina agua de la corrección política y estar todo el día pegados a estas plataformas de comunicación.
Este tema lo aborda el híbrido documental El dilema de las redes sociales (Jeff Orlowski, 2019) que se puede ver en Netflix.
Para seguir la tendencia narrativa actual mezcla, aunque de forma breve, un relato de ficción para ejemplificar lo dicho en la investigación.
Testimonios de conversos y preocupados ejecutivos de poderosas empresas de comunicación como Tristan Harris, quien fuera una de las cabezas de Google o Jeff Seibert quien fue parte importante de Twitter, dan forma al documental.
La producción pone en primer lugar el fondo que la forma, es decir, la manufactura es sencilla y directa, con todo y una parte de relato de ficción, muy básico y que rompe el ritmo y clímax testimonial.
La adicción, el abuso de las redes sobre todo para nuevas generaciones que encuentran a estas plataformas como única ventana comunicativa, por supuesto sabrosos testimonios sobre el descuido de estas grandes empresas para evitar la enajenación de la gente y las llamas fake news con sus consecuencias, le dan sustento al documental.
La teoría de la conspiración, vista desde adentro, en este caso una plataforma de entretenimiento. Porque cabe añadir que el filme fue tendencia y se colocó entre lo más visto de Netflix.
Pero el personaje más importante, es Jaron Lanier, un gordito de rastas y muy freak (¿fue políticamente incorrecto lo que escribí?) autor del libro Diez razones para borrar tus redes sociales de inmediato, y que es el único testimonio visto desde afuera. Lanier nunca perteneció a la industria de la comunicación, pero es el más apasionado opinador en cuanto a teorías de la conspiración se refiere.
Esta producción documental aborda un tema de agenda, digno de análisis, indispensable para estudiantes de comunicación y uno que otro cineasta en problemas virtuales.