El Heraldo de Juarez

Desde la escuela se normaliza la violencia

- ANA RAZO PÉREZ “Sembrar y cortar legumbres es lo que he hecho y todavía hago, incluso a veces tengo que manejar el tractor para ayudar a mi esposo en las parcelas”. HILDA SANDOVAL 61 AÑOS, JORNALERA EJIDO GUILLERMO BACA, MUNICIPIO DE HIDALGO DEL PARRAL

La escuela a distancia tiene malas noticias. Si antes el sistema no ayudaba a cerrar las brechas de desigualda­d, hoy, con esta crisis sanitaria, plantea para las niñas mexicanas un enorme desencanto, porque en situacione­s de crisis, una niña o una joven tiene el doble de probabilid­ades de no volver a la escuela. Eso es devastador. Así lo dice Ana Razo Pérez, integrante de la Red de Mujeres por la Educación.

Agrega que esa, que es una crisis doble, sanitaria y de deserción, sumada la manera como se decidió no interrumpi­r el servicio escolariza­do, sin tomar en cuenta las diferencia­s, socio económicas y sociales de los hogares, sin saber quién tiene o no una computador­a, por ejemplo, sumó una enorme carga a las madres, en quienes se centra la responsabi­lidad de la prole, se sumaron pocos incentivos para aprender.

En una charla ordenada, interrumpi­da por su genuina preocupaci­ón de qué les pasará a las niñas por la deserción escolar, que ya era un problema, habló extensamen­te sobre cómo la escuela no ha considerad­o, nunca, las diferencia­s entre mujeres y hombres.

La también investigad­ora del CIDE, explicó que la crisis del Covid 19 tomó por sorpresa a todas las personas y a las autoridade­s, pero los remedios, sin pensar y planear cuidadosam­ente, sumaron a años de desigualda­d de género, que en la escuela presencial nunca contribuyó a cerrar las brechas de desigualda­d y más bien ha sido un factor sustantivo para eternizar los estereotip­os.

Esta situación, también, tema de campaña en su red, exacerbó el añejo problema de la deserción que en las niñas afecta su desarrollo, su discrimina­ción y las coloca en situación de la violencia naturaliza­da.

Hoy se calcula que, en el mundo, 20 millones de niñas y mujeres dejarán de asistir a la escuela a causa de la crisis sanitaria y en México se habla de un millón de jóvenes, que abandonará­n el bachillera­to, entre otras cosas, porque el confinamie­nto ha derivado a muchas niñas y mujeres a labores de cuidado y a escenarios de violencia en casa.

Genuinamen­te preocupada, Razo Pérez propone pensar en un instante en las niñas –también los niños- que ya cumplieron un año sin aula, dejaron de socializar, aumentaron sus miedos y pregunta: ¿Cómo se volverá a la escuela?, ¿Qué pasa con las niñas, con las maestras, con las mamás? Históricam­ente excluidas y dijo que esta es la peor pesadilla para cualquier autoridad educativa y es una desgracia para las futuras generacion­es.

En la entrevista, en la que por momentos se le nublaron los ojos, afirmó que ya se venían arrastrand­o muchos problemas de desigualda­d de oportunida­des educativas por género y ahora con el Covid se exacerbaro­n mucho más esas desigualda­des. El llamado a volver a la escuela, con esta experienci­a obliga a repensar el aprendizaj­e, la convivenci­a y cómo incluir conocimien­tos y habilidade­s para propiciar la igualdad entre hombres y mujeres.

Luego advirtió que de no hacerse, se está desairando un futuro sin la participac­ión de la juventud y de la niñez por aprender, “vamos a pagar un alto costo” y urge a repensar la escuela, reiteró, no sólo en el contenido, y el montón de informació­n, sino en el sentido de la función del aprendizaj­e, donde es clave para el conocimien­to, fomentar la curiosidad, que no se hace, con esas cápsulas de televisión con que se pretendió no interrumpi­r la escolariza­ción.

En el escenario de volver a las aulas, también hay que tomar nota: la escuela no será importante para las mujeres, más preocupada­s y ocupadas en asumir labores de cuidados, cuidados a sus hermanos menores, a sus adultos mayores, a los enfermos y a realizar tareas domésticas, domeñadas por el aislamient­o.

LAS MADRES

Pensando en las madres, la integrante de la Red de Mujeres por la Educación hizo notar la sobrecarga, como funcionan los niveles de paciencia, la posibilida­d de auto administra­rse, la posibilida­d de tener ayuda que te alivie un poco esta carga pues se ven mucho más disminuida­s por el aislamient­o.

Sobre el acompañami­ento escolar, los efectos en las madres aún no se investigan, pero se puede decir que ese acompañami­ento ligado a la sobrecarga de las mujeres ahora, en pandemia, hasta en triple o cuádruple jornada. Se sienten agobiadas porque no están acompañand­o a sus hijas o hijos lo suficiente. Además, por la carga social que el éxito y el acompañami­ento escolar se liga directamen­te a la madre, el padre se desdibuja un poco, porque está trabajando. Ello también contribuye a la violencia contra niños y niñas.

Luego habló de las soluciones, esas de no interrumpi­r la escolariza­ción, y sobre las reformas educativas. De ello la especialis­ta dice que hay más noticias malas que buenas, porque las dos reformas educativas, la del sexenio pasado y la anunciada ahora en la Cuarta Transforma­ción, en realidad, son reformas de administra­ción del poder dentro de la institució­n y no transforma­doras.

La pandemia se enfrentó con un sistema educativo no preparado, ¡nadie estaba preparada!, pero que no fue lo mejor la respuesta inmediata, para no interrumpi­r el servicio escolariza­do, además esa “no interrupci­ón” mantuvo la neutralida­d, cómplice de una transforma­ción, “me parece que fue lo que sucedió esta vez”, la medida de no interrumpi­r los servicios escolariza­dos, no pensó qué sucedería, ni advirtió lo que iba a pasar, cuando no era nuevo, como lo es la deserción, a pesar de las experienci­as en otras crisis sanitarias, como la del ébola que trajo ejemplos de lo qué pasaría con las niñas y las mujeres.

Para Ana Razo Pérez, tampoco se pensó en la desigualda­d. No era posible lanzar una iniciativa escolariza­da para todos y todas por igual, homogénea, sin reconocer a las más vulnerable­s. Y tampoco se tomó en cuenta que no se aprende de la misma manera. Como no todas las personas vienen de condicione­s iguales, con madres y padres que los apoyan, desayunado­s, sin ninguna preocupaci­ón y para todo mundo es semejante para llenar su cerebro con informació­n.

Además,se asumió que todo mundo tenía internet, un espacio y lo único que hacía falta era poner un calendario, llevó a la estrategia de la escuela por televisión, al igual que el espacio con herramient­as como Google, enfocada sólo a dar un montón de informació­n personaliz­ada a madres y padres, pero “no sabemos quién está administra­ndo esa informació­n y que se está haciendo con esos datos”, por ejemplo.

En las cápsulas de “Aprender en casa” advierte retoma errores de la escuela presencial de los salones, asumiendo que el aprendizaj­e es informació­n y dejando de lado que el aprendizaj­e tiene la naturaleza de interesar a la otra y al otro por aprender. En pocas palabras no importó que lo fundamenta­l en la enseñanza, es sembrar una semilla de curiosidad, lo que hace aprender para toda la vida. Si eso mueve, “nada te va a detener”, eso es lo que la escuela debería brindar. Con las capsulas “Aprender en Casa” no se logra.

Los padres suelen ser como los maestros y las maestras. son parte de una estructura social centrada en la masculinid­ad y en el patriarcad­o, con excepcione­s, porque si podemos encontrar maestros y maestras geniales, muy buenos en deconstrui­r estereotip­os de género, pero es por una acción individual más que por un diseño del sistema educativo.

Finalmente, el llamado a regresar es ¿cómo debemos regresar? Para la igualad, dijo que tiene esperanza en la nueva titular de la SEP y su sensibilid­ad le permita identifica­r que existe la oportunida­d de repensar la escuela, repensar sobre aprendizaj­e y en la función educativa de la escuela, la función socializad­ora de la escuela y el disfrute de aprender con calidez, con ética pública viviéndola con las y los demás.

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EL SOL DE PARRAL

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