El Heraldo de Juarez

Fernando de Mateo

- FERNANDO DE MATEO Asociado COMEXI

Make America Great Again de Trump ha sido sustituida por Build Back Better de Biden, con un programa de reindustri­alización y reconstruc­ción de la infraestru­ctura posiblemen­te no visto en 90 años. Al ambicioso programa China 2025 se le añadió el objetivo de crecer al 6% anual y lanzar un programa masivo de inteligenc­ia artificial.

Una de las primeras acciones de la administra­ción Biden fue el retiro del absurdo veto que Estados Unidos le había impuesto a la candidatur­a de la doctora Ngozi Okonjo-Iweala a dirigir la Organizaci­ón Mundial del Comercio. Esta economista experta en desarrollo internacio­nal y finanzas, asumió las funciones el 1 de marzo de 2021, siendo la primera mujer en el puesto.

La nueva Directora General (DG) debe haber recibido con gran satisfacci­ón la noticia de que el comercio internacio­nal empezó a recuperars­e a finales de 2020 y que ha continuado haciéndolo en los primeros meses de 2021. Debe haber sentido gran alivio que EU y la Unión Europea hayan acordado eliminar aranceles punitivos al comercio con valor de cerca de 14 mil millones de dólares, derivado de los subsidios ilegales que uno y otra otorgaban a la construcci­ón de aeronaves comerciale­s. Quizás el hecho que más le debe haber regocijado –aunque, como política muy experiment­ada, nunca lo admitiría—es que tiene que lidiar con la administra­ción Biden y no con la de su antecesor. Esto no quiere decir que la situación que enfrenta la OMC no sea extremadam­ente preocupant­e.

Debido al progreso tecnológic­o, la utilizació­n de subsidios masivos y la aplicación de medidas proteccion­istas, el mundo ha entrado en un proceso de desglobali­zación. Las intricadas cadenas globales de valor, que se fueron construyen­do particular­mente a partir de la década de 1990 y que llegaron a su cúspide con la crisis de 2009, están en lo que parece ser un rápido proceso de relocaliza­ción, acelerado por la pandemia y su reflejo en el crecimient­o económico de los países. El desastroso manejo de la política económica internacio­nal en materia de medicinas, incluyendo las vacunas y sus insumos, y de productos y equipos médicos, no son sino un ejemplo. De hecho, la DG ha señalado que su primer reto es lidiar con este tema, que se compone de nacionalis­mos económicos, desigualda­des en la distribuci­ón, subsidios, aranceles y otras restriccio­nes a la importació­n y a la exportació­n, así como cuestiones de propiedad intelectua­l.

Make America Great Again de Trump ha sido sustituida por Build Back Better de Biden, con un programa de reindustri­alización y reconstruc­ción de la infraestru­ctura posiblemen­te no visto en 90 años. Al ambicioso programa China 2025 se le añadió el objetivo de crecer al 6% anual y lanzar un programa masivo de inteligenc­ia artificial y producción de circuitos integrados de gran sofisticac­ión como respuesta al embargo de la administra­ción Trump. La Unión Europea también está construyen­do una nueva política industrial basada en la atracción de eslabones productivo­s basados en las tecnología­s de la informació­n y servicios conexos, sectores en que ha quedado rezagada. Varios países en desarrollo han recurrido extensamen­te al uso de restriccio­nes a la importació­n y a la exportació­n frente a la pandemia y para relanzar sus economías. Einstein decía que la locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener resultados diferentes. La situación de la economía mundial no se caracteriz­a por la sanidad mental en materia económica de los dirigentes políticos.

La administra­ción Biden mantendrá una actitud mucho más amigable y de cooperació­n con sus aliados que la de Trump, pero, por el momento, no parece tener intención de revertir los aranceles que, ilegalment­e, aplicó a China y ésta, por tanto, no tiene ningún incentivo en reducir los que, también ilegalment­e, aumentó a Estados Unidos. Y mientras esto no se resuelva tampoco se darán las condicione­s para eliminar los problemas, desatados por Estados Unidos, que enfrenta el esquema de solución de diferencia­s, el mejor que había diseñado la comunidad internacio­nal. Sin duda, la DG buscará sentar a la mesa a los principale­s protagonis­tas a la brevedad y que empiecen a hablar de manera constructi­va.

Los problemas que aquejan a un sistema comercial basado en reglas son múltiples y hay que buscar resolverlo­s. Los subsidios masivos a la agricultur­a y a la industria –unos legales y otros no, algunos más distorsion­antes del comercio y la inversión que otros—requieren una revisión de su regulación a nivel internacio­nal, lo mismo que el comportami­ento de las empresas propiedad del estado. Para la reunión ministeria­l de la OMC de diciembre deberán estar concluidas las negociacio­nes sobre subsidios a la pesca (iniciadas hace veinte años), como también la negociació­n sobre el sector insignia de la economía actual –potenciali­zado por la pandemia--, el comercio electrónic­o, cuya regulación ha tenido grandes avances en algunos acuerdos regionales. Facilitar las inversione­s es de gran importanci­a para su recuperaci­ón y reducir la burocracia en materia de servicios ayudaría al sector más dinámico de la economía mundial.

La DG requiere urgentemen­te acuerdos en estos temas para relanzar la relevancia de la OMC en la gobernanza económica internacio­nal, pero quienes más lo necesitan son los propios Miembros. Si a la DG le va bien, al mundo le irá bien. Si le va bien al mundo, a México le irá bien.

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