El Heraldo de Juarez

Chile, Kast: Campaña con el equivocado

- Con la participac­ión de Jesús Galindo Noriega Maestro en Economía MIGUEL ÁNGEL CERVANTES

Decía un gran santo: “Despréndet­e de las criaturas hasta que quedes desnudo de ellas. Porque —dice el Papa San Gregorio— el demonio nada tiene propio en este mundo, y desnudo acude a la contienda. Si vas vestido a luchar contra él, pronto caerás en tierra: porque tendrá de donde cogerte”.

La oferta política de Kast en la contienda presidenci­al de Chile a finales de 2021 contenía iniciativa­s muy favorables para el desarrollo macroeconó­mico, empezando por la reducción de impuestos, la atracción de inversión nacional y extranjera, esto en pos de posicionar mejor a Chile en el grupo de los países más atractivos para la inversión. Si esta plataforma económica representa­ba el 90% de su programa de gobierno, era excelente. Desafortun­adamente, el remanente del 10% era de pésima calidad académica expresado en una especie de panfleto sin mayor importanci­a. Este fue el tema de la inmigració­n. El candidato sólo hizo copiar y pegar argumentos antiinmigr­ación de otros países, como el discurso rayado de que las “elites globalizad­as” promueven una agenda de inmigració­n libre; que la izquierda es promotora de la inmigració­n y criticó a Bachelet por el aumento de la inmigració­n. Sin darse cuenta, o probableme­nte sí, Kast estaba creando un dilema binario en el electorado: ser de izquierda es apoyar la inmigració­n y ser de derecha es estar contra la inmigració­n, propiciand­o una enorme confusión no sólo conceptual, sino de posturas ambiguas.

Ese 10% a cargo del tema de la migración, envió al cesto de la basura el 90% de las buenas ofertas, así la izquierda de Gabriel Boric encontró flancos débiles para criticar la campaña de Kast.

Sin asesores acertados, Kast mezcló ideas de libre mercado con ideas populistas de una derecha enfermiza, sin claridad de principios humanistas del libre mercado. El resultado fue un licuado con mal sabor de boca en las urnas.

El mundo es testigo del sufrimient­o del pueblo venezolano, no demostrar empatía pública con esos migrantes alejó a Kast de posicionar­se como una persona humanista, muy al contrario proyectó una imagen completame­nte equivocada contra la ola de migrantes.

Otro sería el destino de Chile si Kast hubiera alentado al pueblo chileno a solidariza­rse con el recibimien­to de inmigrante­s de países como Venezuela o Cuba, donde se ha practicado el comunismo, ese discurso hubiera fortalecid­o la carrera de Kast.

Al final de la contienda chilena, la gente ya no escuchaba las buenas propuestas; en la segunda vuelta del proceso electoral, Kast trató de moderar el discurso, pero era demasiado tarde para recuperar la confianza de los electores.

El resultado en las elecciones de Chile deja un mensaje claro: no basta simplement­e combatir el comunismo y hacer amistad con grupos que supuestame­nte dicen oponerse al comunismo, es necesario un compromiso claro y total a favor del libre mercado.

Kast debió tomar posición como el Ronald Reagan chileno, con políticas estilo Reagan de reducción de impuestos, mejora regulatori­a y empatía por los inmigrante­s.

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