Divide y vencerás
Pareciera una estrategia bien fundamentada y
además estructurada; contra quién, qué tema, con qué intensidad. Desde su pódium mañanero se encarga de agredir, insultar, menospreciar al que se le ponga enfrente.
D esde su espacio, el Ejecutivo, que se dice humanista y pacifista, ¿qué humanista divide a su pueblo?. Ha llegado ya al límite de la mentira y de descaradez para apoyar estrategias de división. Esta estrategia de la polarización no es nada nuevo, ni se le ocurrió a la transformación, ha sido utilizada por muchos países para perpetuarse en el poder, argumentando y capitalizando el coraje de grupos de la sociedad en contra de la corrupción y otros factores que enardecen a las comunidades. Al igual que el ex presidente de Estados Unidos o el actual líder ruso, no les gustan los contrapesos e intenta, en cualquier momento, debilitarlos. Cualquier crítica la considera un complot. Muchas veces, inclusive, en contra de la ley. La famosa austeridad republicana es utilizada para reducir presupuestos a instituciones que, para el Ejecutivo, le estorban. Prefiere destruir en lugar de reconstruir, lo cual retrasa al país años de trabajo y de desarrollo. Y lo peor es que no plantea alternativas para enfrentar las problemáticas.
Lo más asombroso es que, una parte de la población sigue pensando en el hombre milagroso que acabará con los problemas del país. Como el sistema de partidos colapsó, por tanto abuso, ahora se pretende subcontratar a un solo personaje en destino del país. Cualquier postura que pida mejorar, transparentar o deliberar es descalificada como una traición a la transformación. Y eso le permite entonces ir quitando, uno por uno, los barandales de la democracia. Los contrapesos como el Congreso se convierten en comparsas. Algunas instituciones como la Secretaría de la Función Pública se convierten en armas políticas para controlar o amedrentar. El Ejecutivo polariza, arremete y elige enemigos imaginarios porque le conviene hacerlo. Para fortalecerse a sí mismo necesita destruir a los demás. La tragedia para el país es que entonces nuestra democracia, con todo y sus defectos, deja de ser un proceso de estira y afloja, negociación y deliberación, disenso y consenso. Se vuelve un juego suma cero, donde para que el Ejecutivo y su partido ganen, los “otros” se ven obligados a perderlo todo. Esta frase
“divide y vencerás” se atribuye a Julio César como una estrategia para conseguir objetivos, enfrentando a distintos grupos o la sociedad en contra de un grupo.
Lo más curioso es que muchos le siguen el juego y se enfrentan como si en este país hubiera varios tipos de mexicanos. El día que veamos el valor del pensamiento de otra persona o grupo de personas (cualquiera que sea su forma de pensar), igual al valor de mi pensamiento, podremos entender lo que significa el respeto por los demás. Este cambio es de nosotros hacia los demás, independientemente de que los demás no cambien (en el momento).
Es increíble cómo nos estamos ubicando en el mismo nivel que el Ejecutivo, mandando señales de división, de polarización. No sería mejor ver cómo podemos desarrollar estrategias de “junta y vencerás”, ya sea encontrando coincidencias o simplemente valorando la forma de pensar. A veces nos preguntamos ¿Por qué lo siguen apoyando?, hay mucho sentido detrás de esta pregunta, pero hay más detrás del comportamiento de cada uno de nosotros echando fuego a la hoguera de la polarización.