El Heraldo de Juarez

Blancornel­as y el padre Pro

- Germán Orozco Mora

Pro Juárez de Guadalupe, Zacatecas, fue fusilado junto con su hermano Humberto y el ingeniero Segura Vilchis, en una rueda de prensa a la que convocó el general Roberto Cruz, jefe de la policía del presidente Álvaro Obregón, en hemeroteca­s como El Universal con más de un siglo en circulació­n, y en periódicos de la época se conservan fotos del padre Pro con los brazos en cruz, al ser ejecutado públicamen­te con la presencia de comunicado­res nacionales e internacio­nales.

E“Cuando se descubrió que la informació­n era un negocio, la verdad dejó de ser importante”. Ryszard Kapuscinsk­i ntre las torpezas del gobierno callista y obregonist­a, 1) el “juicio” penal, toda una torpeza, y haberlo documentad­o. Y 2) el citar a la prensa para atestiguar el crimen contra el sacerdote, su hermano y del Segura Vilchis. Expulsado por Lázaro Cárdenas, en San Diego, California, Calles “confesará”a otro jesuíta que lo visitaba en el exilio el por qué del crimen del jesuita Pro: “Porque quería pegarle a la Iglesia Católica donde más le dolía, matar a un jesuita como Pro”. Datos revelados por el periodista Armando Chávez Camacho que fue director de El Universal. (El Juicio al Padre Pro, Porrúa). Con toda esta evidencia de odio a la Fe, el

El jesuita Miguel Agustín

padre Pro fue beatificad­o casi en automático, como diría el pensador francés Jacquez Maritarin Dios es servido por los mártires, y por los ejecutores de los mártires. Con el franciscan­o Junípero Serra, un 25 de septiembre de 1987 fue beatificad­o Miguel Agustín Pro. Cerca al Metro Insurgente­s de la Cd. de México, en la iglesia de La Sagrada Familia, en la colonia Roma, la Compañía de Jesús conserva los restos del padre Pro. Y ya casi un siglo que siguen repartiend­o la misma cantidad de despensas que en medio de la persecució­n, el beato mártir repartía a familias necesitada­s. Si no fuera por la honestidad y clarividen­cia del periodista potosino Jesús Blanco Ornelas (13 de noviembre 1936) que fundió sus apellidos en Blancornel­as, no conoceríam­os de las trapacería­s que algunos políticos mexicanos son capaces de hacer: Porfirio Muñoz Ledo, Félix Barra, Celestino Salcedo Monteón, Alejandro Carrillo Marcor, Hermenegil­do Cuenca Díaz, y no sé si don Luis Echeverría. Habría que releer su primer libro Crónica de una Infamia, Carlos Armando Biebrich Torres. (Edamex 1976)

Como el padre Pro, Blancornel­as murió un 23 de noviembre (2006), en épocas distintas pero casi por los mismos motivos: la persecusió­n. Don Jesús ha revelado que Bob de la Madrid, exgobernad­or, “hasta en misa lo tenía vigilado”, le enviaba sus esbirros, pese a que ya le había arrebatado el ABC.

Los narcopolít­icos con una fuerte presencia en la frontera norte con California y Arizona tienen cierta impunidad, tolerada por ambas autoridade­s mexicoamer­icanas. Bien podría confirmars­e que aún muertos Blancornel­as y el padre Pro, siguen siendo perseguido­s. De las institucio­nes más críticas en la vida social y política del México del siglo XXI: Semanario Zeta y el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro. Ambos un ejemplo de reflexión crítica y acompañami­ento social.

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