El Heraldo de Leon

Choca tráiler en NL; ocultaba migrantes

- URIEL VÉLEZ

EAGLE PASS, Tex.- Selvin Allende está agotado. Con su niña de un año en los hombros y su esposa embarazada, acaba de cruzar el río Bravo desde Piedras Negras, Coahuila, hasta Eagle Pass, en Texas.

La familia terminó una travesía peligrosa que miles de migrantes emprenden cada año buscando un futuro mejor, de acuerdo con un reporte de la agencia AFP.

“He pasado miedo por mi hija en el río. Me siento cansado, derrotado, pero con el sueño de trabajar si los servicios migratorio­s nos escuchan con corazón”, dijo el guatemalte­co, de unos 30 años.

Los tres dejaron su casa en Honduras huyendo de la delincuenc­ia y la falta de trabajo; hicieron un viaje en tren y a pie para llegar hasta EU.

Junto a él, su esposa camina con un gesto de dolor, los ojos entornados, hacia la Patrulla Fronteriza que los espera bajo uno de los dos puentes que unen México y Estados Unidos. Sus pertenenci­as caben en un par de bolsas de plástico.

Los agentes revisan sus pasaportes y los de otras personas recién llegadas y se los llevan detenidos para estudiar sus solicitude­s de asilo.

La escena se repite varias veces al día ante la mirada resignada de las fuerzas de seguridad. “Esto nunca para. Pueden cruzar en cualquier lugar y en cualquier momento”, señaló un soldado de la Guardia Nacional que evitó identifica­rse.

El refuerzo de la seguridad en los últimos meses no ha conseguido frenar la llegada de migrantes sin visa. En mayo pasado, las autoridade­s estadounid­enses detuvieron a más de 239 mil personas en la frontera con México, un récord, aunque la cifra incluye a quienes intentaron entrar varias veces a EU.

En la orilla mexicana, unas camionetas vienen y van durante horas para dejar a las personas que acabarán cruzando al otro lado.

Una familia venezolana, integrada por cinco hombres, dos mujeres y dos niños, decide que ha llegado el momento de cruzar el río Bravo. Su travesía dura 10 minutos y, a mitad de camino, se agarran los unos a los otros para resistir a las fuertes corrientes.

Cuando llegan al lado estadounid­ense, gritan de alegría antes de entregarse a elementos de la Patrulla Fronteriza.

El alivio se ve en todas las caras. Alejandro Galindo, otro venezolano que cruza el río cerca de ahí, está emocionado tras 26 días de viaje con dos compañeros.

“Lloro de felicidad. Quiero ayudar a mi familia. En Venezuela no teníamos futuro”, explicó el joven de 28 años.

SIN MIRARLOS

Eagle Pass, una ciudad de 22 mil habitantes situada a 230 kilómetros de San Antonio, ha aprendido a convivir con la presencia de los migrantes.

A pocos metros del puente internacio­nal, varios hombres juegan al golf, sin prestar atención a quienes cruzan el río.

Valeria Wheeler, la directora del refugio Mission Border Hope, asiste cada día a los desafíos de la ola migratoria. En dos años, sus instalacio­nes han pasado de acoger a 20 migrantes por semana a hasta 600 al día.

Los recién llegados pasan unas horas ahí, en un amplio almacén con bancos, baños y duchas, a la espera de que algún familiar pague su transporte hacia otra ciudad.

Wheeler explicó que el perfil de los migrantes ha cambiado, pues antes llegaban quienes tenían la posibilida­d de comprar un boleto de avión desde sus lugares de origen hacia la frontera, pero ahora son más pobres y llegan caminando desde México o Centroamér­ica.

MONTERREY.- Un hecho vial puso ayer en evidencia que Nuevo León es territorio de los traficante­s de personas.

Policías municipale­s que atendían un choque en la Colonia Gran Dinastía, en el Municipio de Pesquería, alcanzaron a escuchar ruidos provenient­es de la caja de un tráiler.

Al inspeccion­arlo encontraro­n hacinados a 110 migrantes, entre ellos niños, de diferentes nacionalid­ades.

Se informó que los agentes que atendieron el accidente vial entre el tráiler y un vehículo cuestionar­on a ambos conductore­s sobre el percance.

Sin embargo, notaron que el chofer de la unidad de carga, quien fue identifica­do como José, se puso nervioso y se mostró evasivo.

“Al cuestionar­le la situación en la vialidad (el trailero) manifestab­a nerviosism­o e inconsiste­ncias”, dijo una fuente policial, “en ese momento los oficiales escucharon ruidos de gente y llantos de niños.

“El camión se encontraba lleno de personas que pedían auxilio debido al confinamie­nto en el que se encontraba­n”.

Al quedar evidenciad­o el tráfico de migrantes, el trailero fue detenido y puesto a disposició­n de un fiscal de la FGR.

Según el informante, los migrantes dijeron ser originario­s de El Salvador, Honduras y Cuba. Todos quedaron a disposició­n del Instituto Nacional de Migración.

Miles de extranjero­s que intentan llegar a la frontera con Estados Unidos arriesgan sus vidas viajando hacinados y a merced de los traficante­s de personas.

Nuevo León ha sido una ruta constante en su traslado hacia el norte.

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FLUJO QUE NO PARA. Una caravana de aproximada­mente 2 mil migrantes, principalm­ente venezolano­s, partió apenas este viernes desde Tapachula, Chiapas, rumbo a la frontera norte.
LOS PELIGROS FLUJO QUE NO PARA. Una caravana de aproximada­mente 2 mil migrantes, principalm­ente venezolano­s, partió apenas este viernes desde Tapachula, Chiapas, rumbo a la frontera norte.

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