Pone de ejemplo al cine mexicano
Para el ganador del Óscar, Benicio del Toro, México es el ejemplo de una cinematografía que gana internacionalización sin perder identidad.
Así lo afirmó en la conferencia que dio en su calidad de merecedor del galardón de Honor de los Premios Platino, que se celebraron ayer en el Palacio Municipal de IFEMA de la capital española.
El puertorriqueño ganador del Óscar (en 2000 como Mejor Actor de Reparto por Tráfico, de Steven Soderbergh) llegó emocionado y de buen humor, incluso antes de que iniciara la charla, al ver a Ricardo Darín, el astro de Argentina 1985, se acercó a darle un abrazo.
Entre su evidente concentración por hablar un español fluido y preciso, el histrión de 56 años dejó clara la sencillez que lo caracteriza, a lo largo de los poco más de 35 minutos de charla, en la que se permitieron muy pocas preguntas que él contestó con una franqueza que, en ocasiones, arrancó risas de los presentes, como cuando hizo referencia a que ahora goza la paternidad y que por eso se la pasa últimamente viendo “muchos muñequitos”.
Como ejemplo, relató que en su más reciente filme, Reptile, de Grant Singer (un realizador de videoclips) se vio en la tarea de apoyarlo, además de como actor, en cuestiones de producción.
Al igual que su colega colombiano John Leguizamo, Del Toro coincidió en que falta una mayor representación latina en la Meca del Cine, y que esto se debe a los estereotipos porque, desde su punto de vista, no hay una cantidad suficiente de historias dentro de Estados Unidos que sumen para cambiar esta tendencia.
Reflexionó que lo más poderoso para revertir esto es que la misma gente de Hollywood lo atienda desde sus guiones e historias.
De hecho, en su caso, el actor de cintas como Sicario compartió que pudo romper esa barrera gracias a que no cedió desde el principio de su trayectoria, pues cuando empezaba le pedían que se cambiara el nombre.
Experimentada figura que ha transitado por todos los géneros, de villano y héroe en filmes independientes, de autor, superproducciones de Marvel y de la franquicia Stars Wars o James Bond, dice que aspira a seguir haciendo lo que le gusta con disciplina.
Y si bien admira a muchos realizadores, expresó su afecto por el estadounidense Oliver Stone, con quien hizo Salvajes, basada en la novela homónima de Don Winslow.
Recordó lo bien que la pasó con Javier Bardem (uno de sus actores favoritos) en Huevos de Oro, de Bigas Luna, en los 90, y que muchos años después volvería a rodar bajo la batuta de un español, Fernando León de Aranoa, con Un Día Perfecto.
Interesado más en mirar hacia adelante, Del Toro dijo no tener una valoración clara de aquellas cosas en las que se equivocó o tomó malas decisiones profesionales, pues acepta sus actos y consecuencias.