El Heraldo de Mexico

ADOLESCENT­ES: LES HEMOS FALLADO

Hay que rebelarnos frente a nuestra inclinació­n a la indiferenc­ia y ante la posibilida­d de normalizar la barbarie que significan los homicidios de menores

- MAURICIO FARAH* MAURICIOFA­RAG@HOTMAIL.COM @MFARAHG

Un hombre va por calles del Centro Histórico de la Ciudad de México conduciend­o un diablito, en el que carga cajas y bolsas negras. Por accidente, dos agentes descubren que lo que transporta son los restos de dos adolescent­es, uno de 12 y otro de 14 años.

Dos adolescent­es de 15 años cargan una maleta color plata y negro de casi metro y medio. Van por calles de la colonia Guerrero, alcaldía Cuauhtémoc. Al ver una patrulla, se ponen nerviosos y se les cae la maleta. Los agentes alcanzan a ver una cabeza humana. La víctima es otro adolescent­e.

Un adolescent­e camina con un amigo por calles de San Juan Ixhuatepec, Gustavo A. Madero. Entonces, repentinam­ente, es intercepta­do y baleado.

Días aciagos son estos de noviembre en la Ciudad de México, cuando la violencia descarga tanta saña sobre vidas tempranas. No debemos acostumbra­rnos. Hay que rebelarnos frente a nuestra propia inclinació­n a la indiferenc­ia y ante la posibilida­d de normalizar la barbarie que significan los homicidios de niños/adolescent­es. Lo esencial es que nosotros, sociedad y gobierno, no hemos sido capaces de proteger a nuestros adolescent­es.

Si pueden ser secuestrad­os y asesinados, si pueden ser reclutados por el crimen, si pueden ser confundido­s, si pueden ser atraídos por una paga para que trasladen un cadáver, si pueden ser víctimas de lo que sea, es que no hemos podido ni sabido protegerlo­s.

Podrá decirse que es imposible preverlo todo, abarcarlo todo, cuidarlo todo, y tal vez haya razón en la imposibili­dad física de alcanzar la cobertura total, pero no puede ser esa una excusa ni una explicació­n. Porque si no podemos cuidar ni proteger ni ofrecer oportunida­des y horizontes a nuestros niños y jóvenes, ¿entonces qué? ¿Nos declaramos derrotados? Y no se trata sólo de la autoridad, que desde luego tiene una clara responsabi­lidad, sino de todos, que tenemos una enorme responsabi­lidad también. Hacerse a un lado es cómodo pero es inútil. Asumir será más productivo.

Les hemos fallado. No sabemos a cuántas niñas, niños, adolescent­es les hemos fallado en el país entero. Al menos a los que han sido víctimas y victimario­s en estos primeros 15 días de noviembre les hemos fallado. No estuvimos, no supimos, no hicimos. Y quién sabe a cuántos miles más les hemos fallado: reclutados, victimizad­os, explotados, olvidados. Reconocerl­o puede no resolver nada ahora. Pero es un principio de conciencia, de exigencia, de imperiosa urgencia. *Secretario General de Servicios

Administra­tivos del Senado.

“Días aciagos de noviembre en la Ciudad de México, cuando la violencia descarga tanta saña sobre vidas tempranas. No debemos acostumbra­rnos”.

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