LA IMPORTANCIA BIG DEL DATA EN LOS TEMAS DE GÉNERO *
ESTE TIPO DE INFORMACIÓN NOS PERMITE CONOCER SOBRE LOS TEMAS EDUCATIVOS, DE DESIGUALDAD, SOBRE LA VIOLENCIA Y LA INEQUIDAD EN EL MERCADO LABORAL
La estadística es esencial para conocer la realidad. En el caso del género, las estadísticas nos permiten comprender como los fenómenos impactan de forma diferente a hombres y mujeres; sin embargo, de acuerdo con la ONU-Mujeres, a nivel mundial sólo el 13% de los países destinan presupuesto para generar estadísticas de género, aun cuando la información es indispensable para generar políticas públicas, con el objetivo de lograr la igualdad. A esta velocidad, el Foro Económico Mundial estima que la brecha se cerraría dentro de 100 años.
Este tipo de información nos permite conocer sobre los temas educativos, de desigualdad, sobre la violencia y la inequidad en el mercado laboral. Para ello, se utilizan distintas fuentes, como las encuestas y los registros administrativos, aunque no son los únicos. También hay otro tipo de información, aunque menos utilizada y que permite acercarnos a la comprensión sobre las diferencias de género, me refiero al Big Data.
Este tipo de información tiene el potencial de visibilizar los problemas y prioridades de las mujeres, además de contar con la ventaja de que los datos se pueden analizar en tiempo real. Por ejemplo, Caroline Criado analizó la situación de movilidad en las grandes ciudades y concluye que las mujeres son más proclives que los hombres a desplazarse a pie y en transporte público. Además de que suelen hacer más viajes por la dinámica familiar, como dejar a los hijos en la escuela y hacer las compras, por lo que sus patrones de movilidad son más complicados. Esto permitió diseñar políticas públicas enfocadas para favorecer a las mujeres, pero no es lo único que se puede analizar a través del Big Data.
La plataforma Data2X estudió las diferencias entre los trastornos psicológicos que sufren los hombres y mujeres de acuerdo con sus publicaciones en redes sociales, y concluyeron que las mujeres presentan mayor riesgo y son más propensas a la depresión que los hombres. Todo esto se puede conocer a través de la información que se ge
nera diario. De acuerdo con Forbes, 2.5 quintillones de bytes son generados cada día, esto es similar al tamaño de 4 veces la Torre Eiffel, una sobre otra. La correcta recolección y análisis de estos datos se puede utilizar para detectar las necesidades de las mujeres y con ello reducir la desigualdad de género.
Aunque la información también arrastra sesgos. La Universidad de Copenhage realizó un estudio en el que se usó Machine Learning para analizar 3.5 millones de libros para conocer lo que se dice de hombres y mujeres. Los adjetivos usados para los hombres fueron, valientes, racionales y justos, mientras que para las mujeres, guapas, encantadoras y sexis. ¿No puede haber mujeres valientes, racionales y justas? Claro que sí. Aunque al igual que la tecnología, la sociedad opera con algunos patrones preestablecidos relativos al género y los sistemas adoptan el lenguaje con el que hablamos y, por ende, los prejuicios de género.
Para evitar que se reproduzcan estos sesgos en el análisis es fundamental la inclusión de las mujeres en la ciencia de los datos. En los últimos años el 55% de las empresas a nivel mundial ha incorporado mujeres en la posición de Director de Datos, lo que les he representado beneficios, ya que las compañías con equidad de género son 15% más propensas a generar más ganancias que la media. Además, de que las “startups” tecnológicas con mayor éxito son las que cuentan con el doble de mujeres en puestos medio-altos.
Con el Big Data podríamos conocer qué tan amplia es la brecha entre los hombres y mujeres, en qué sectores es más pronunciada y cuáles son las principales causas. Las autoridades no deberían desaprovechar la oportunidad de acercarse al análisis de los grandes volúmenes de datos, ya que puede derivar en mejores políticas públicas, mismas que son indispensables para el logro de la plena igualdad entre hombres y mujeres. Haciendo uso de estas herramientas, definitivamente podemos durar menos de 100 años en cerrar la brecha.