DE LA INDIGNACIÓN AL CASTIGO EN LAS URNAS
nes y desmantela la democracia.
Lo de AMLO no es ignorancia, es un acto deliberado. Y si no se detiene es porque, hasta ahora, ha visto que no hay consecuencias: su popularidad sigue alta, su partido –aunque desgastado– sigue ganando, y sus opositores continúan sin ofrecer un proyecto alternativo y atractivo. Basta ver cómo, tras los presuntos abusos de su familia, lejos de disculparse o transparentar, redobló sus mentiras y sus ataques contra la prensa para tratar de exculpar las turbias conexiones de su hijo.
Ejercicios como el space de Twitter al que concurrieron miles de participantes son, sin duda, ejercicios positivos. Y se requieren más espacios como ese, acompañados de acciones que impongan mayores costos, por ejemplo en lo electoral. Ello implica, entre otras cosas, que tanto la sociedad civil como la oposición partidista bajen a tierra estos escándalos e ilegalidades, para que permeen en la opinión pública amplia. Específicamente, se debe evidenciar, ante quienes le dan el beneficio de la duda, la hipocresía de la falsa austeridad y honestidad; porque si pierde eso pierde su principal fuente de legitimidad.
Hay, pues, que insistir ahí donde duele y no dejarse distraer por las cortinas de humo. Idealmente, los abusos del gobierno también deberían tener consecuencias legales. Sin ir muy lejos, en su más reciente diatriba el Presidente violó cuando menos el artículo 16 constitucional; el 57 de la Ley General de Responsabilidades Administrativas; los 6º y 31 de la Ley General de Datos Personales y el 69 del Código Fiscal de la Federación. En cualquier democracia funcional el titular del Ejecutivo estaría en la antesala del juicio político. Pero como esto no sucederá en México, lo inmediato es buscar costos electorales.
Otra tarea pendiente es buscar diálogo y suma de esfuerzos entre partidos opositores y sociedad civil organizada. Habrá que superar muchas suspicacias, desconfianzas y prejuicios (algunos sin duda justificados), pero es este un frente indispensable, si no es que el único, en la defensa de nuestra democracia.
“Se debe evidenciar, ante quienes aún le dan el beneficio de la duda, la hipocresía de la falsa austeridad y honestidad”.