HAY BUENA SEÑAL
Rusia anunció ayer la retirada de algunas unidades militares de la frontera con Ucrania, pero mantuvo sus exigencias a Estados Unidos y la OTAN, que implican, en primer lugar, un veto a la entrada de Kiev en el bloque euroatlántico.
Fue el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, quien confirmó el repliegue de algunas unidades rusas de la frontera con Ucrania, pero matizó que no se debe a la "histeria" de Occidente, ya que estaba programado.
El anuncio sobre el regreso a las bases de parte de los militares desplegados cerca de la frontera ucraniana coincidió con la visita a Moscú del canciller alemán Olaf Scholz, y su reunión con el presidente ruso, Vladimir Putin.
El líder ruso confirmó la retirada parcial de tropas ante Scholz, pero subrayó que los futuros pasos de Rusia dependerán de la situación "sobre el terreno".
Putin aseguró que Rusia no quiere una guerra en Europa. "¿Si queremos una guerra (en Europa)? Por supuesto que no", dijo el jefe del Kremlin al comentar la tensión actual en la frontera entre Rusia y Ucrania.
Mientras, el presidente de EU, Joe Biden, denunció que Kremlin mantiene una postura "amenazante" contra suelo ucraniano y que todavía es "claramente posible" que invada el país.
Si Rusia ataca a Ucrania, las sanciones "están listas", advirtió Biden.
La embajadora de EU ante la OTAN, Julianne Smith, aseguró que su país tendrá que verificar si Rusia realmente retira sus tropas.
Por su parte, el canciller alemán, Olaf Scholz, afirmó, tras reunirse en Moscú con el líder ruso, que todos
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Occidente ve "señales positivas" en crisis ucraniana, tras retirada.
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Ucrania reportó un ciberataque al Ministerio de Defensa y dos bancos.
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La OTAN mostró un "prudente optimismo" por el repliegue.
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