El Heraldo de Mexico

OTRA VEZ, SECUESTRO DE MIGRANTES

¿A quién y cuánto habían pagado estos migrantes para ser llevados en un autobús en el que sólo ellos iban?

- MAURICIO FARAH ESPECIALIS­TA EN DERECHOS HUMANOS @MFARAHG

En los 18 años que han transcurri­do desde que se supo de los primeros secuestros de migrantes en México, estos eventos, con mayor o menor frecuencia, han formado parte de los graves delitos que padecen las personas indocument­adas en el país.

Los secuestros comenzaron cuando las bandas del crimen organizado extendiero­n sus actividade­s al tráfico de migrantes, atraídas por el incremento de las tarifas para pasar a Estados Unidos, causado a su vez por el acentuado aumento de las medidas de vigilancia en la frontera tomadas por las autoridade­s de ese país.

Las bandas del crimen organizado no se conformaro­n con adueñarse del negocio, sino que lo transforma­ron en mercado de extorsione­s, trata de personas, secuestros, reclutamie­nto forzado, homicidios y desaparici­ones, cuya mayor expresión, pero no la única, ha sido la masacre de San Fernando, en la que fueron victimados 72 migrantes.

El pasado mes de abril se supo del secuestro de 23 personas de diversas nacionalid­ades en la carretera 57, cerca de Matehuala, San Luis Potosí. Sorpresiva­mente, las autoridade­s hallaron a un total de 105 migrantes que habían sido privados de su libertad.

Como reiteració­n de aquellos hechos, la semana pasada fueron intercepta­dos 49 migrantes que circulaban por esa misma carretera, y que unos días después fueron encontrado­s con vida en diversos puntos, algunos en la propia pista, otros en viviendas y algunos más en una casa de seguridad, en el municipio de Doctor Arroyo, Nuevo León.

Lo más importante es haber hallado con bien a los 23 hombres, 15 mujeres, seis niños y cinco niñas, originario­s de Honduras, Venezuela, Haití, El Salvador, Brasil y Cuba, así como a los dos operadores del autobús en que viajaban.

Enhorabuen­a que patrullen la zona elementos del Ejército y la Guardia Nacional, porque no se puede descartar la ocurrencia de hechos similares y porque siguen abiertas algunas preguntas, entre otras: ¿A quién y cuánto habían pagado estos migrantes para ser llevados al norte en un autobús en el que sólo ellos iban? ¿Cómo los detectaron, quiénes los intercepta­ron y con qué fin? ¿Cuáles son los detalles de su escape o liberación?

Un migrante hondureño declaró a la fiscalía de San Luis Potosí que uno de los secuestrad­ores les dijo: “El problema es que el chofer no se reporta con nosotros, como debe hacer siempre que pase por aquí”. El migrante dijo también que los secuestrad­ores habían exigido sin éxito al dueño de la unidad mil quinientos dólares por cada uno de ellos.

Esta exigencia de un peaje delincuenc­ial puede colocar a otros migrantes en medio de una disputa que les es ajena y de la que pueden ser víctimas.

El estado de alerta en esa zona no puede relajarse, pues los eventos de abril y mayo harían suponer una constante que merece atención para impedir la repetición de secuestros, y especialme­nte para evitar una eventual acción criminal que todos lamentaría­mos, verbo que se materializ­a, por definición, siempre demasiado tarde.

“El estado de alerta en esa zona no puede relajarse, pues los eventos de mayo harían suponer una constante que merece atención”.

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