El Heraldo de Mexico

“EMPATE TÉCNICO”

El resultado que nos obliga a lidiar con la adrenalina de la incertidum­bre y las implicacio­nes que pueda tener

- COLABORADO­RA @MARLENEMIZ­RAHI

Cuando estamos cerca de un proceso electoral o cuando recién se cierran las urnas, podemos escuchar la expresión “empate técnico”.

Se trata de un término que –desde su primera aparición en México en 1999– se ha ocupado como sinónimo de elecciones competidas, incluso por institutos o consejos electorale­s.

Se acostumbra a usar en tres momentos:

1. Antes de las elecciones, a partir de sondeos de opinión.

2. Al mostrar los resultados de las encuestas de salida, realizadas a personas justo después de emitir su voto.

3. Luego del conteo rápido, conocido en México como PREP, hecho a partir de una muestra de las actas o registros electorale­s.

Estos tres escenarios, además de compartir las ganas de adelantars­e al conteo oficial final, tienen en común el hecho de que miden probabilid­ades y, como tal, sus resultados son estimacion­es, de ahí que tengan un margen de error. De este último es que sale la expresión que nos atañe.

El rango de error se estima en un cinco por ciento y se debe a varias razones, entre ellas: los números obedecen a una muestra representa­tiva de la población, o sea, no se toma en cuenta a cada individuo; también, los cambios de opinión de las personas o la posibilida­d de que no respondan con honestidad; así como, la técnica de la muestra que, aunque intenta usar un método fiel al resultado final, le es imposible hacerlo. Ninguna probabilid­ad alcanza a la realidad.

Por más raro que suene, a veces es posible predecir con certeza y, bueno, el “empate técnico” revela todo lo contrario. Éste puede ser intrigante no solo por la incertidum­bre que genera, sino por las implicacio­nes que puede tener.

Por ejemplo, si nos encontramo­s en el primer escenario, es decir, antes de las votaciones, se da mayor importanci­a al voto indeciso y se incentiva mayor movilizaci­ón a la base de votantes de los partidos y candidato/as.

Ahora, si sucede en las encuestas de salida o en el PREP, podemos esperar conflictos postelecto­rales.

Cómo olvidar el “empate técnico” de las elecciones presidenci­ales de 2006, con una diferencia final de sólo 0.58%.

En días recientes, hemos escuchado que hay “empate técnico” para la próxima elección de gubernatur­a del Estado de México.

Aún para mayor emoción, sirve de teoría lo sucedido hace seis años en este mismo estado y el de Coahuila, pues el rango del margen de error llegó hasta los resultados finales con una diferencia de menos de tres puntos en ambos casos.

Un ejemplo más reciente –y casi contrario– es el año pasado para la gubernatur­a de Durango, en donde algunas encuestas previas tipificaba­n el resultado con esta expresión y el ganador obtuvo 14 puntos más que el segundo lugar.

Entonces, sabiendo que conoceremo­s la realidad hasta que sea oficialmen­te declarada, tendremos que lidiar con la adrenalina de la incertidum­bre.

PARA MAYOR EMOCIÓN, SIRVE DE TEORÍA LO SUCEDIDO HACE SEIS AÑOS EN EL ESTADO DE MÉXICO Y EL DE COAHUILA, PUES EL RANGO DEL MARGEN DE ERROR LLEGÓ HASTA LOS RESULTADOS FINALES CON UNA DIFERENCIA DE MENOS DE TRES PUNTOS EN AMBOS CASOS

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