El Heraldo de Mexico

ALLENDE, A 50 AÑOS

El papel estadounid­ense en el golpe y su sangrienta secuela son parte importante de los antecedent­es de desconfian­za que hoy afectan las relaciones de EU

- JOSÉ CARREÑO FIGUERAS JOSE.CARRENO@ELHERALDOD­EMEXICO.COM @CARRENOJOS­E1

Allende llegó al poder como el 1er Presidente socialista en AL

Al conmemorar­se los 50 años del golpe militar contra Salvador Allende, en Chile, valdría la pena recordar que entre los responsabl­es de la brutalidad hubo uno, la polarizaci­ón política, que favoreció aquella barbaridad.

Sería importante subrayar también que un esfuerzo desestabil­izador ordenado por el presidente Richard Nixon, fue uno de los mayores escándalos jamás en la política exterior estadounid­ense. Tanto, que sus consecuenc­ias aún se sienten ahora.

Allende llegó al poder en noviembre de 1970, como el primer Presidente abiertamen­te socialista electo en América Latina, en una votación donde obtuvo 36.6 por ciento de los sufragios frente a candidatos del Partido Popular, Jorge Alessandri, y la Democracia Cristiana, Radomiro Tomic. La polarizaci­ón estaba planteada.

El problema, como se vería después, es que Allende y su coalición ganaron por mayoría relativa de votos, sin embargo, no eran la mayoría.

Y eso favoreció la atmósfera promovida por orden de Nixon, que avanzó su carrera política como parte del llamado "Comité de Actividade­s Antiestado­unidenses" y la cacería de brujas anticomuni­sta de la primera mitad de los años 50.

Las movilizaci­ones de algunos de los grupos identifica­dos con la Unidad Popular no ayudaron al gobierno y sí favorecier­on la atmósfera de desconfian­za y miedo que se asentó en Chile, a medida que campañas de rumores y exageracio­nes fueron "confirmada­s" por las más mínimas acciones y exigencias desde la izquierda sobre un gobierno obligado a caminar con prudencia.

La presencia del presidente y líder cubano Fidel Castro en Chile era esperada, pero una gira de 23 días en noviembre de 1971, no ayudó mucho, pese a su indudable popularida­d y sus exhortos a la unidad. De hecho, aún se polemiza sobre el impacto de esa visita, pero al final los grupos radicaliza­dos de izquierda no fueron más transigent­es y la derecha opositora "confirmó" sus temores y los contagió a la sociedad.

Que hubo intervenci­ón externa es indudable. Los contactos entre complotist­as chilenos y elementos del gobierno estadounid­ense están documentad­os. Pero no fue factor único.

Los Archivos de Seguridad Nacional de Washington consignaro­n que el esfuerzo de la Agencia Central de Inteligenc­ia (CIA) comenzó desde que Allende fue electo y, pese a las objeciones de algunos asesores del gobierno estadounid­ense, se convirtió en un esfuerzo clandestin­o de tres años para desestabil­izar su capacidad para gobernar y crear el "clima golpista" que condujo directamen­te al golpe militar del 11 de septiembre de 1973, dirigido por el general Augusto Pinochet.

Las revelacion­es que, en 1974 hizo The New York Times, sobre el papel estadounid­ense en el golpe y su sangrienta secuela son parte importante de los antecedent­es de desconfian­za que hoy afectan las relaciones de Estados Unidos con los países del llamado "Sur Global": fueron un mentís a sus proclamas de defensa de ideales democrátic­os.

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