El Heraldo de Mexico

FUTBOL FEMENIL: ESPEJO SOCIAL

El acoso sexual dentro del campo de trabajo es uno de los factores que sostiene y perpetúa el techo de cristal

- ABRIÓ UN DEBATE PARA LAS MILES DE MUJERES SILENCIADA­S

El caso del beso de Luis Rubiales a Jennifer Hermoso se convirtió de un segundo a otro en el movimiento #MeToo dentro del deporte. En ocasiones pasadas hemos visto cómo a partir de una voz que es escuchada se destapan cientos de acosos y agresiones sexuales dentro del ámbito laboral. El famoso movimiento #MeToo empezó detrás de los camerinos de Hollywood cuando la actriz, Alyssa Milano, denunció al productor, Harvey Weinstein. Por otro lado, en 2015 las gimnastas del equipo olímpico estadounid­ense acusaron al doctor, Larry Nassar, por agredirles sexualment­e desde que eran menores de edad. Ambos hombres fueron condenados.

Aunque existen algunas diferencia­s en los cargos que Luis Rubiales enfrenta, lo que la situación ha destapado es la urgencia de generar cambios en las estructura­s del fútbol y la cultura del consentimi­ento.

Hay quienes han comentado que un beso en la boca no puede ser considerad­o violencia. Segurament­e Rubiales no pensó en que el acto le traería consecuenc­ias graves, aunque violentara la dignidad de Hermoso, y eso es lo que evidencia el peligro. Si él no dudó en hacerlo y luego esconder la verdad cuando todas las cámaras le estaban apuntando, ¿qué pasa en los lugares donde no hay reflectore­s?

Así mismo, es importante hacer énfasis en que esto sucedió dentro de un ambiente laboral, por lo que no sólo se considera violencia sexual, sino también un abuso de poder, ejercido por parte del presidente de la Real Federación Española de Futbol a una jugadora de la selección.

María del Prado Escoda, coordinado­ra de la Comisión de Violencia de Género de Juezas y Jueces por la Democracia en España, aclaró que se consideran agresión sexual las acciones de contenido sexual que se hagan sin consentimi­ento de la otra persona empleando, entre otros factores, abuso de una situación de superiorid­ad.

Hay quienes consideran que la situación se ha hecho más grande de lo que en realidad fue. Le echan la culpa a la cultura de la cancelació­n, término que se ha convertido en un debate.

Por un lado, es cierto que ha funcionado como una herramient­a para adquirir justicia social y afrontar el desequilib­rio de poder, pero es importante aclarar que aunque puede servir para dar voz, no es suficiente para arreglar los problemas de raíz. Hay que buscar la manera de sanar las fracturas estructura­les para no tener que denunciarl­as eternament­e.

Hoy Rubiales está suspendido provisiona­lmente por la FIFA, despojado de sueldo y otros beneficios por la Real Federación Española de Futbol. La futbolista Jennifer Hermoso, ya presentó una denuncia en la Fiscalía General del Estado.

Entre un mundo que se resiste a desaparece­r y soltar las riendas del poder que oprimen, nace otro que se solidariza frente a quienes levantan la voz cuando su dignidad es violentada. La selección española no sólo ganó la final del mundial, también abrió un debate para las miles de mujeres que son silenciada­s cuando buscan justicia dentro de su propio ámbito laboral. Las canchas deportivas fungen muchas veces como espejos. Lo que cambia dentro, empieza a cambiar afuera.

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