UNA DINASTÍA DEL PODER
Omar García Harfuch ha demostrado capacidad y lealtad absoluta a Claudia Sheinbaum que, con su “bastón de mando”, ha propiciado la candidatura de este conocedor de la Seguridad Pública.
Muchas familias trasmiten a sus hijos y nietos un legado que tiene que ver con sus actividades públicas o privadas.
En el México moderno, probablemente la dinastía más poderosa ha sido la originada en la familia García, iniciándose ésta con el general Marcelino García Barragán.
Transcurría 1964, Gustavo Díaz Ordaz era presidente electo y analizaba cuidadosamente el perfil de aquellos a los que habría de invitar a su gabinete; estudió la ficha del general García Barragán y encontró la rebeldía que tuvo al apoyar al general Miguel Henríquez Guzmán, y el probable levantamiento militar que se fraguaba en 1953 en contra de Adolfo Ruiz Cortines; se reunieron los generales más destacados del Henríquismo, en un rancho –propiedad de García Barragán— y solicitaron que encabezara este golpe de Estado.
Don Marcelino, a pesar de su posición opositora e intransigente, afirmó que era un “soldado de la nación” y que jamás levantaría su arma en contra de los Gobiernos Constitucionales. Esta fue la razón por la que el Presidente Díaz Ordaz lo nombró Secretario de la Defensa Nacional y acertó plenamente, pues a pesar de sus problemas internos con el general Luís Gutiérrez Oropeza, jefe del Estado Mayor Presidencial, García Barragán permaneció leal a las instituciones nacionales. Este es el nacimiento de la estirpe de los García.
Su hijo, Javier García Paniagua, estuvo a punto de ser Presidente por la enorme confianza que le tenía José López Portillo, quien admiraba su dureza y energía, que había manifestado con creces en la Dirección Federal de Seguridad de la Secretaria de Gobernación y en sus intervenciones –un tanto oscuras— en la “guerra sucia” contra grupos guerrilleros.
Su nieto, Omar García Harfuch, ha demostrado capacidad y lealtad absoluta a Claudia Sheinbaum que, con su “bastón de mando”, ha propiciado la candidatura de este experimentado conocedor de la Seguridad Pública, a pesar de sus añejas relaciones con Genaro García Luna.
La candidatura de García Harfuch seguramente será bien vista por la ciudadanía de la capital, pero también será cuestionada por los integrantes de su partido Morena –al que se acaba de afiliar este mes—; su competidora más cercana es Clara Brugada, quien ha desempeñado un buen papel en Iztapalapa.
Para el presidente López Obrador ha pesado más el pragmatismo de las encuestas, que su aversión a ciertas actividades de la familia García.
Omar García Harfuch no es un político profesional, sin embargo, se ha manejado con un lenguaje respetuoso y una lealtad probada hacia Sheinbaum; el atentado que sufrió –que pudo haberle costado la vida— lo posicionó en el imaginario popular. PAN, PRI y PRD tendrán que buscar con cuidado su candidato y su campaña si quieren ganar el gobierno de la CDMX.
• EN EL MÉXICO MODERNO, PROBABLEMENTE LA DINASTÍA MÁS PODEROSA HA SIDO LA ORIGINADA EN LA FAMILIA GARCÍA, INICIÁNDOSE ÉSTA CON EL GENERAL MARCELINO GARCÍA BARRAGÁN.