LATINOAMÉRICA: DEMASIADA DISCUSIÓN POLÍTICA
La América Latina de hoy vuelve a dar prioridad a la discusión de temas políticos con sesgos ideológicos, por encima de planes de desarrollo
América Latina debe asumir una estrategia regional
El futuro de los países latinoamericanos parece incierto. Por ningún lado se ve un plan de desarrollo que involucre proyectos que permitan avizorar un horizonte prometedor para su población. Da la impresión de que la región ha regresado a los 70 y 80 cuando estaba sumida en debates políticos que nunca la condujeron a ninguna parte, como el desarrollo de la Teoría de la Dependencia, a través de la cual se buscaba explicar el porqué de la situación de estancamiento regional y las posibles formas de emancipación que ataba su desarrollo.
Tal como acontecía en ese entonces, hoy la mayor parte de los países latinoamericanos se debaten en discusiones entre izquierdas y derechas, sin que exista cierta cohesión y perspectiva de desarrollo que dé fuerza a la región hacia el futuro.
Los esfuerzos de integración iniciados en el pasado -ALADI, MERCOSUR, el Pacto Andino, Caricom, la Alianza del Pacificono han dejado de ser sino buenas intenciones que por muy diversas causas no han dado los resultados esperados. Salvo contadas excepciones, América Latina sigue como una región proveedora de materias primas, embelesada en problemas políticos, que no hacen sino retardar su posible desarrollo. En tanto, países de otros continentes y regiones que en las décadas de los 70 y 80 presentaban estadísticas socio-económicas mucho más precarias que los latinoamericanos, hoy se erigen en economías estructuradas.
La América Latina de hoy vuelve a dar prioridad a la discusión de temas políticos con sesgos ideológicos que sí bien, en algunos casos, son importantes, no justifica que se deje de lado la problemática socio-económica que enfrenta la región, como el mejoramiento de los indicadores de pobreza, salud, educación, alimentación, vivienda, etc.
El escenario regional, en la actualidad, presenta a algunos países que han sido secuestrados por el autoritarismo y corrupción indiscriminada, como Cuba, Venezuela o Nicaragua; otros, abiertamente aliados a grupos internacionales de la delincuencia, en tanto, en muchos más se persigue la instauración de democracias iliberales a base de simulaciones y dádivas, con gobiernos que anteponen su permanencia en el poder al desarrollo de sus países.
Recientemente, en Santiago de Chile con motivo del 50 aniversario del bombardeo al Palacio de la Moneda y el suicidio Salvador Allende, el presidente Boric, conjuntamente con cuatro mandatarios latinoamericanos -México, Colombia, Bolivia y Uruguay- firmaron lo que se denominó “Compromiso de Santiago”, el cual propone “enfrentar los desafíos de la democracia con más democracia, hacer de la defensa y promoción de los derechos humanos un valor compartido y fortalecer los espacios de colaboración entre estados”.
América Latina debe asumir una estrategia regional y por países, como en Asia, que permita la erradicación de la pobreza y la mala distribución del ingreso. Sólo así será posible alcanzar los mínimos de bienestar que requiere urgentemente la mayor parte de la población latinoamericana.