EN TORNO AL PESO Y AL DÓLAR
masiva de inversión extranjera. Por otro lado, el arribo récord de remesas desde los Estados Unidos también aumenta la oferta de dólares. Por último, pese al reciente recorte en 25 unidades, las tasas de interés de México siguen siendo de las más altas entre los mercados emergentes, con un 11 por ciento. Cuando un país ofrece tasas de interés altas en sus instrumentos financieros se vuelve más atractivo para los inversores extranjeros en busca de mayores rendimientos, por lo que aumenta la demanda por pesos y, por lo tanto, su valor frente al dólar.
En un país que en el pasado padeció importantes devaluaciones que provocaron desastrosos efectos en la economía, un peso fuerte frente al dólar tiene un enorme simbolismo. Sin embargo, un peso tan apreciado no es una buena noticia para todos.
Las empresas que se dedican a la exportación han visto aumentar sus costos en los últimos años, como consecuencia de la alta inflación que hemos vivido. Y sus márgenes de ganancia se han reducido debido a que sus precios en pesos han bajado. Lo mismo aplica para las empresas y regiones del país que viven del turismo extranjero y para las familias que reciben remesas, cuyo monto, por el tipo de cambio, ha sido menor.
Además, las empresas que compiten con importaciones baratas pueden enfrentarse a mayores dificultades para mantener su cuota de mercado interna, lo que podría llevar a reducciones en la producción y el empleo, afectando el crecimiento económico.
Es de suponer que la paulatina reducción en las tasas de interés haga menos atractivo el mercado financiero mexicano. Las elecciones en nuestro país y en Estados Unidos son otro factor que podría hacer que el buen momento que está viviendo el peso frente al dólar no dure mucho más tiempo. Por eso es mejor tener los pies sobre el suelo y no dejar que las expectativas vayan más allá de la realidad.