LA CONFIANZA DEL CONSUMIDOR EN MÉXICO
Cuando un partido en el poder deja buenos resultados en el ámbito económico tiene altas posibilidades de mantenerse al frente de dicha administración
“La mayor parte de la población no considera que el cambio en la presidencia genere algún tipo de inestabilidad en su economía familiar”.
La percepción es entendida como un permanente acto de construcción de conceptos de manera cotidiana, en donde los seres humanos significan y resignifican su entorno y las cosas que hay en él. En otras palabras, es la manera en cómo las personas tratan de explicarse el mundo que los rodea, y las cosas que hay en él. Por supuesto, este conjunto de apreciaciones cambian de persona a persona.
En medio de este contexto, la confianza del consumidor, que mide la percepción de las y los consumidores sobre su situación económica actual y la del país, así como sus expectativas para el futuro, ha ido al alza en la recta final del sexenio y también muestra avances al compararse con el año electoral de las últimas tres administraciones, lo que indica que entre los compradores mexicanos existe optimismo y no están nerviosos por lo que pueda ocurrir después de la elección presidencial. Lo que significa que, por primera vez en muchos años, la mayor parte de la población no considera que el cambio en la presidencia genere algún tipo de inestabilidad en su economía familiar.
En regímenes democráticos consolidados y estables, por ejemplo, generalmente cuando un partido en el poder deja buenos resultados en el ámbito económico, tiene altas posibilidades de mantenerse al frente de dicha administración.
Hay diversos ejemplos que ayudan a contextualizar estos supuestos. En Estados Unidos, en 2012, se observó que la mejora en la confianza del consumidor contribuyó al éxito de la reelección de Barack Obama, al dar a los votantes esperanzas positivas respecto al futuro inmediato. Del mismo modo, en 2020, durante la pandemia de COVID-19 hubo una caída significativa en el índice del consumidor por la incertidumbre económica y la pérdida de empleos. Esto contribuyó a una percepción negativa sobre la gestión económica de Donald Trump, quien perdió ante Joe Biden.
En fechas recientes, el triunfo de Javier Milei, en Argentina, confirma la intensa relación entre la situación económica y la percepción sobre el manejo de los recursos públicos, ya que la población estaba desesperada ante la hiperinflación. Todo lo anterior derivaría en la llegada al poder de un personaje cuyas medidas de control macroeconómicas son ortodoxas y poco flexibles, los resultados de sus medidas correctivas aún no logran apreciarse, pero, por lo mientras, el precio de la canasta básica en aquel país creció 258.2%, en su tasa interanual.
Hasta ahora, como se ha podido apreciar, el poder de compra de los ciudadanos sí es un factor fundamental a considerar cuando se analiza el ánimo electoral. En este sentido, en el caso mexicano, el índice de la confianza en el consumidor avizora que el poder adquisitivo de los ciudadanos de este país no solamente ha mejorado, con relación a otras administraciones, sino que, además, genera otra serie de satisfactores, como la confianza y la esperanza en el futuro inmediato de que la economía nacional podrá progresar y alcanzar mejores niveles de rendimiento que los obtenidos hasta ahora.
Por todo lo anterior, el factor económico en la competencia electoral le dará un empuje muy fuerte a la candidata presidencial oficialista, el cual, con base en la evidencia internacional y los resultados mostrados en el índice de confianza del consumidor, pudiera determinar el curso de la elección a su favor, en un escenario de inestabilidad internacional como el que acontece en estos momentos.