El Heraldo de Mexico

El desafio de ser madres y chefs

MARÍA ELENA LUGO, DE NICOS; CARMEN “TITITA” RAMÍREZ, DE EL BAJÍO; Y MARIANA GUADARRAMA, DE LOS PANCHOS, COMPARTEN CÓMO EQUILIBRAN LA MATERNIDAD Y SU PASIÓN POR LA COCINA, INSPIRANDO CON SUS HISTORIAS ESTE DÍA DE LAS MADRES

- POR MARICHUY GARDUÑO Y MIRIAM LIRA GASTROLAB @ELHERALDOD­EMEXICO.COM FOTOS: ALFREDO PELCASTRE

En el fascinante mundo de la gastronomí­a mexicana, tres mujeres destacan por su talento y dedicación: María Elena Lugo, fundadora del restaurant­e Nicos; Carmen Ramírez, conocida como “Titita”, creadora de El Bajío; y Mariana Guadarrama, quien imprime su ingenio culinario en Los Panchos. Estas tres mujeres no sólo son reconocida­s por su destreza en la cocina, sino por su capacidad que tuvieron y siguen teniendo para equilibrar la exigente vida de ser madres con su pasión por la gastronomí­a.

MARÍA ELENA LUGO, DE NICOS

Esta mujer extraordin­aria de 86 años, que el próximo 18 de mayo cumplirá un año más, ha dedicado 67 años de su vida a la pasión por la cocina profesiona­l.

Su viaje comenzó en su juventud, cuando junto a su entonces novio, Raymundo Vázquez, fundaron una fuente de sodas, que más tarde sería el restaurant­e Nicos en 1957, ubicado al norte de la Ciudad de México.

“Desde aquellos primeros días, me metí de lleno en este mundo de la cocina. Lo que comenzó como un modesto “chagarrito”, se convirtió en mi hogar. Y aquí sigo, entregando mi corazón a cada plato que sale de nuestra cocina”, dijo con una gran sonrisa María Elena.

El amor por la gastronomí­a tiene una estrecha relación con su historia personal. Al año de abrir su negocio, María Elena y Raymundo se casaron, un año después tuvieron a su primer hijo, era una etapa marcada por el trabajo arduo y el crecimient­o familiar.

En aquella época María Elena enfrentaba el desafío de equilibrar su trabajo con su papel de madre y, ahora, reflexiona sobre los inicios del negocio: “Cuando pusimos este sitio, en Cuitláhuac con Av. Clavería, en Azcapotzal­co, no había nada en la zona, todo estaba árido en esta parte de la ciudad. No había ningún puesto que vendiera algo de comer, ni quesadilla­s, era una zona totalmente industrial”.

La chef recordó que, en este “chagarrito” ofrecían café, preparado en una máquina italiana.

“Era un café muy bueno. La noticia comenzó a correr entre los trabajador­es de las disqueras y de las fábricas cercanas, y pronto nos empezaron a pedir comida casera”, relató con una sonrisa nostálgica.

“Aunque Raymundo nunca cocinó, tenía un don para la conversaci­ón. Y así, mientras el negocio prosperaba, nuestra familia también crecía”, agregó la chef.

“Primero llegó nuestro hijo mayor, quien llevó el nombre de su padre, Raymundo; luego María Elena, seguida de Cuauhtémoc, y finalmente Gerardo”, explicó la chef.

¿Cómo lo logré?, agregó María Elena, aún no entiendo cómo pude hacerlo. Recuerdo aquel día en que tuve que llevar a mis hijos al mercado, porque no tenía quien los cuidara. Sentía miedo, pensando en la posibilida­d de que me los fueran a robar. Por ello, me los até con un mecate mientras hacía las compras, pero aún así me preocupaba. A pesar de todo, entre cuidados y trabajo, Raymundo y yo pudimos salir adelante con todo el paquete”, puntualizó María Elena.

CARMEN “TITITA” RAMÍREZ DEGOLLADO, DE EL BAJÍO

En el vibrante panorama de la gastronomí­a mexicana, pocas figuras son tan emblemátic­as como Carmen “Titita” Ramírez Degollado, la fundadora de El Bajío, cadena de restaurant­es que se ha convertido en un referente de la cocina tradiciona­l mexicana y que ya ha traspasado fronteras con la apertura de El Bajío Madrid.

Nacida en una familia apasionada por la culinaria, "Titita" inició su viaje en 1972, abriendo el primer El Bajío junto a su esposo Raúl Ramírez Degollado y Alfonso Hurtado Morellón.

Con 84 años de edad, "Titita" es más que una chef; es una visionaria que ha sabido combinar su rol de madre y empresaria sin perder la esencia de su pasión.

Involucró a sus cinco hijos en el negocio, especialme­nte a Raúl,

Mari Carmen, Luz María y María Teresa; aunque Pepe, su hijo menor, es piloto. Juntos convirtier­on a El Bajío en un verdadero proyecto familiar. Esta colaboraci­ón no sólo ha fortalecid­o los lazos familiares,

DESTREZA

Llevé a mis hijos cuando eran pequeños al mercado y me los até a la cintura con un lazo, por miedo a que me los robaran".

MARÍA ELENA LUGO

CHEF DE NICOS

AMOR

he aprendido a dedicar tiempo de calidad a mis hijos, ya sea una hora al día o más, eso es lo más importante para mí”.

MARIANA GUADARRAMA

CHEF DE LOS PANCHOS

sino que ha asegurado la continuida­d de sus tradicione­s culinarias, especialme­nte las veracruzan­as.

"Titita" ha sido también una mentora para muchas otras chefs que buscan hacerse un nombre en un ambiente tan competitiv­o, siendo para ella su mamá y nana Amparo sus primeros referentes.

Su historia es un testimonio del poder de la resilienci­a y la dedicación, recordándo­nos que es posible superar cualquier obstáculo con pasión por lo que se hace.

Su legado es un recordator­io vibrante de que la cocina es mucho más que alimentar el cuerpo; es alimentar el alma y celebrar la riqueza de nuestra herencia.

MARIANA GUADARRAMA, DE LOS PANCHOS Mariana Guadarrama Domínguez, reconocida chef mexicana, tiene una gran pasión por la cocina y todo lo relacionad­o con ella. Además de ser mamá, ha logrado equilibrar su vida personal con la dirección culinaria del restaurant­e Los Panchos, con más de 78 años de historia.

La chef tiene dos hijos: Ana Paula, de 13 años, y José María, de 10 años. ¿Cómo logra equilibrar su rol de madre con su trabajo? Ella nos contó que tiene una gran red de apoyo, con la ayuda invaluable de sus padres y de Esther Suárez, quien es parte de la familia y los cuida con amor.

“Además, he aprendido a dedicar tiempo de calidad a mis hijos, ya sea una hora al día o más, y a estar en paz cuando no puede estar con ellos, sabiendo que están bien y que están cuidados con personas de confianza”, destacó Mariana.

Por otra parte, al igual que muchas mujeres mexicanas, Guadarrama conmemora esta fecha tan significat­iva preparando platillos que les encantan a ella y a sus hijos.

“A mi hija Ana Paula también le gusta la cocina, y como en casa nos fascina la lasaña, ella ha comenzado a prepararla, incluso en días en los que no estoy en casa”, expresó la chef.

Asimismo, Mariana nos cuenta que su abuela materna, cuyo cumpleaños caía el 10 de mayo, estableció una hermosa tradición familiar que perdura aún después de su partida. “Aunque mi abuelita ya no esté presente, cada año la familia Domínguez, donde por su puesto está mi mamá Marcela, nos reunimos para celebrar el Día de las Madres, cada uno llevamos un platillo preparado. En México, el 10 de mayo es más que una celebració­n comercial; es un momento para abrazarnos y recordar con cariño a aquellos que ya no están entre nosotros. Pero, sobre todo, es una oportunida­d para fortalecer los lazos familiares y demostrar cuánto nos queremos unos a otros”, precisó Mariana.

PASIÓN

la disciplina fue un valor fundamenta­l en mi casa; mis hijos se forjaron con eso”.

CARMEN "TITITA" RAMÍREZ

CHEF DE EL BAJÍO

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