EL ARTE DE VERSE PRESIDENCIABLE
Presidentísima, otras veces se limita a sonreír o, ajedrecista del debate, a informarnos de que va a hablar de lo que le dé la gana...
Les compañeres del movimiento han encontrado una manera clara, concisa y potente de reivindicar las comparecencias públicas de la compañera Claudia: se ve, dicen, repiten, insisten, “presidenciable”. Es digno de admiración.
A la compañera, en el tercer debate, le espeta la candidata de oposición lo de la supuesta corrupción de los hijos del Cuarto Presidente Más Popular del Mundo (CPMPDM), y la inminente Cuarta Presidenta Más Popular
del Mundo (CaPaMPDM) se limita a ver con expresión firme, hierática, a la cámara, y contestar:
“Que lo investiguen las autoridades correspondientes”. ¿Que la cuestionan por tener en su equipo, contra viento y marea, al exministro Zaldívar? “Que lo investiguen y etcétera”. ¿Qué Denise Maerker le pregunta por qué al compañero Ovalle, en vez de procesarlo por el desfalco de Segalmex, ese ligero traspié en la lucha contra la corrupción, le dieron chamba en la Segob? Ídem. Eso, se entiende, cuando la compañera se molesta en responder. Presidentísima, otras veces se limita a sonreír o, ajedrecista del debate, a informarnos de que va a hablar de lo que le dé la gana, en el Lo de verse entendido de que lo que le da la gana presidenciable es lo que le interesa al pueblo, al que no funciona ya también se pertenece.
El Doctor se cimbra de emoción en todos los cada que ve ese despliegue de presidenciabilidad, ámbitos que viene a ser una especie de pre “cuidar la investidura”, para usar palabras del CPMPDM, mientras se cumple con el trámite de la elección del 2 de junio y lega la hora de cuidarla-cuidarla. Tengo, sin embargo, dos observaciones que me parecen importantes sobre esto de verse presidenciable.
La primera, una humilde sugerencia a la ya mero CaPaMPDM, es que, para reforzar el mensaje, cada vez que haya sospechas razonables de corrupción entre los compañeros del movimiento, se saque del cargo al compañero acusado, de perdida mientras estamos seguros de que la acusación es un infundio. Entiendo lo de las autoridades correspondientes y la presunción de inocencia, pero, compañera, no se trata de meterlos a la cárcel, o a un campo de reeducación. Sólo, precautoriamente, de mandarlos a la congeladora, como se hace en otros países.
La segunda observación es que lo de verse presidenciable no funciona en todos los ámbitos. En casa, su doctor, que además, como saben, está en prácticas para su candidatura en el sexenio que viene (#DoctorPatán2030), intentó aplicarlo. “Tenemos que hablar”, escuché, y decidí mantener una mirada inmutable en la pantalla, con la temporada 2 de
Peaky Blinders, que estoy viendo por tercera vez. “¿No vas a contestar?”, escuché enseguida, y lo mismo: una mirada muerta que hubiera hecho ver a Lázaro Cárdenas, el Ídolo de
Jiquilpan, como a una especie de Jim Carey michoacano, un trago al tequila y más Peaky Blinders.
Ok: las cosas están que arden en casa. No lo intenten.