JESÚS REGINO
Formó su equipo de beisbol, Guerreros de Hermosillo, luego de que su pequeño Jetshua no fuera admitido en algunos; entonces él creó un grupo más que extraordinario
ES PAPÁ DE 56 NIÑOS Y NIÑAS
“MUCHAS VECES LA LIMITANTE ESTÁ EN NOSOTROS COMO PADRES. ELLOS TIENEN LAS GANAS, ELLOS TIENEN EL DESEO DE JUGAR Y LOS INVITO PARA QUE CONOZCAN ESTE PROYECTO PORQUE SE VAN A ENAMORAR DE LAS SONRISAS Y DE LO FELICES QUE SON AL TENER UN ESPACIO EN DONDE PUEDAN ELLOS DESARROLLAR ALGUNAS HABILIDADES”.
JESÚS REGINO ALDANA CASTRO
• En los últimos 14 años el autismo ha marcado parte de su vida. Quizá es por ello que en el brazo derecho lleva tatuada esa palabra, con un corazón azul en lugar de la letra o. Para abrir puertas a su hijo con autismo, Jesús Aldana formó un equipo de beisbol, y gracias a ello conoció a los que ahora son como sus hijos adoptivos.
“Jetshua es hijo único. Y en adopción son 56 niños que son míos, y ojalá me los pudiera llevar todos, pero pues sus mamás también están felices con ellos”, dice Jesús Regino Aldana Castro, al referirse a todos los integrantes de los Guerreros de Hermosillo.
Este es un equipo de beisbol para niños y niñas con alguna discapacidad o condición. Lo formó hace poco más de un año, primero con otros cuatro padres de familia a los que convocó por redes sociales.
Él quería que su hijo Jetshua practicara algún deporte, y buscó inscribirlo en varios equipos de beisbol, pero no tuvo éxito. Le decían que no había lugar para él o bien, que nadie estaba capacitado para instruir a menores con discapacidad.
Jesús tenía experiencia como jugador, no como entrenador. Aun así se aventuró a empezar con los Guerreros: “Yo decidí hacerlo de tiempo completo, todo el año, para que él tuviera una oportunidad de desenvolverse en algún deporte”.
Después de más de un año de entrenamientos, algunos torneos disputados y más de 50 niños que se han integrado, Aldana Castro señala que ya no se trata de un equipo, sino de una escuelita de beisbol incluyente.
¡UN LUGAR PARA TODOS!
• Sus “hijos” tienen entre 4 y 25 años de edad, mujeres y hombres, con diferentes tipos de discapacidad o condiciones: Autismo, síndrome de Down, parálisis cerebral, espina bífida, entre otras. Los resultados, afirma, son perceptibles.
Jetshua, por ejemplo, tiene un lenguaje más fluido y mayor facilidad para convivir y socializar desde que empezó a practicar beisbol con otros niños. También le ha servido en su motricidad y en caminar sin tanto miedo.
“Su gravedad se movía mucho, ahora que ya está haciendo más ejercicio le ha ayudado y más en su apariencia física, ya se le bajó su panza, no está tan gordito, le sirve mucho, se desarrolló mucho”, añade el padre.
Todo ello a pesar de que, cuando quiso empezar a formar
el equipo, hubo quienes le dijeron que era imposible.
Ahora, lo reflexiona y expresa: “No es en mi sola percepción, en algunas situaciones, en algunas familias, es la misma: Nos limitan por la discapacidad y nos dicen ‘no va a poder’, y eso hace que nosotros queramos intentarlo y decir ‘claro que se va a poder’”.
SÓLO VOLUNTAD
• Por las mañanas, Aldana trabaja en la Comisión Estatal de Derechos Humanos, como coordinador de capacitación. Parte de su tarea consiste en promover los derechos humanos en escuelas desde preescolar hasta universidades.
Y desde muy joven trabajó con niños y niñas en albergues y, aunque no se trataba de menores con discapacidad, aprendió del trato directo con ellos: “A algunos los sigo frecuentando, hay algunos que todavía me dicen ‘pá’, o van a mi casa a visitar a la familia”.
Los martes y jueves, sus tardes están dedicadas a entrenar a los Guerreros en el campo de las calles Lázaro Mercado y Luis Orcí. Y cree firmemente que para esto último no se requiere nada más que voluntad.
Asegura: “Necesitan ser humanos para que puedan ayudarme aquí a trabajar con niños y niñas con discapacidad, no es tan difícil, solamente es tener la paciencia y el amor por el altruismo para venir y regalar tiempo y espacio”.