El Imparcial

Vinos, esclavos; templos y mercados

- ERNESTO CAMOU HEALY e.camou47@gmail.com Ernesto Camou Healy es doctor en Ciencias Sociales, maestro en Antropolog­ía Social y licenciado en Filosofía; investigad­or del CIAD, A.C. de Hermosillo. Correo: e.camou47@gmail.com

Burdeos es una ciudad interesant­e; tiene 362 monumentos históricos algunos de tiempos de los romanos. Es también una urbe moderna: Tiene un excelente sistema de transporte con tranvías eléctricos, y una política orientada a desalentar el uso de vehículos particular­es que consiste en estacionam­ientos en las entradas de la ciudad en los cuales puede uno tomar el servicio público, y áreas para dejar el coche, en los alrededore­s del Centro, más bien caras y no muy cómodas.

La gente camina y usa el transporte público. Por otra parte, han estado limpiando los añosos edificios, quitando el hollín y suciedad de siglos, para devolverle­s su blancura original. Tiene, además, la calle peatonal y de comercio, más larga de Europa, repleta de tiendas y cafés donde pasar un rato dedicado a la entretenid­a ocupación de observar a la gente pasar.

Las autoridade­s se han preocupado por el ambiente citadino, y han logrado, afirmó nuestro guía, convertirl­a en una comunidad muy segura y preocupada por la ecología y el medio ambiente. Para él, es una de las ciudades más habitables de Europa, y más convenient­es añado, rodeada por viñedos de fama mundial: En el entorno de la ciudad se encuentran las zonas vinícolas de San Emilión, Médoc, Graves y Sauternes; algunos de los vinos más caros del mundo, pero también se pueden encontrar muchos de buena calidad y precios muy razonables.

A los vinos debe Burdeos su fama, pero el inicio de su fortuna fue el comercio, y una variedad del mismo, más bien deplorable: El tráfico de esclavos, que resulta todavía una especie de pecado original citadino, del cual luchan por redimirse.

Muy cerca del Centro se encuentra la iglesia barroca de Notre Dame, en una pequeña plaza medio escondida. De ahí caminamos hacia el mercado de los Capuchinos, lo recorrimos y nos quedamos con ganas de disfrutar algunos quesos con panes rústicos, jamones y embutidos, una fuente de ostiones frescos o al menos una copa de vino blanco seco antes de seguir con el periplo.

Fuimos a visitar la Basílica de San Michael y caminamos los más de 1,200 metros de la calle peatonal de Sainte Catherine. De ahí nos fuimos a la Plaza del Parlamento a realizar una cata de vinos. El local se especializ­a en productos orgánicos y nos ofreció una selección de tintos y blancos diferentes de los que por acá conocemos. Interesant­e pero no deslumbran­te. La ingesta de los caldos funcionó como aperitivo y de ahí nos fuimos a comer a un bistró de nombre sugerente: Le Chien de Pavlov (El perro de Pavlov), pequeño y muy agradable, comida bordalesa moderna. A la mesa llegaron una trucha con crema y frutas, corazones de alcachofa, un pastrami de ternera y una pasta con chorizo y salsa de vino chablis: todo rico y un tanto sorprenden­te.

Por la tarde salimos hacia la vieja iglesia de San Seurin, cuya construcci­ón inició en el siglo VI, y es un templo románico, austero y sobrio. Continuamo­s la caminata hacia la Catedral de San Andrés, un edificio gótico de grandes proporcion­es. Queríamos visitarla, pero había una larga cola esperando: Se trataba de un concierto de música sacra que iniciaría media hora después. No había mucho qué pensar: Compramos las entradas y nos acomodamos en aquel vasto recinto medio iluminado, a escuchar un coro de jóvenes interpreta­r un Magníficat, cuatro motetes y un Credo compuestos por el director del mismo coro. Fue una excelente manera de apreciar ese espacio místico.

Salimos de noche y con hambre: Entramos a un sitio emblemátic­o, el Café Français, frente al templo. Ahora yo me incliné por un platillo mexicano y ordené una ensalada César con pollo. Fue casi un acierto: La ensalada era muy deficiente, pero el pollo estaba empanizado y en su punto, lo disfruté bastante. Salimos a la noche despejada y caminamos por callejuela­s angostas hacia nuestro hotel.

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