El Imparcial

A Dios lo que es de Dios

- CARMEN ARISTEGUI Twitter: @AristeguiO­nline Carmen Aristegui es periodista y conductora de TV en CNN en español.

Cuidado. Algo grave está pasando y más vale poner los reflectore­s, tratándose como se trata, de uno de los pilares fundamenta­les de la Nación mexicana.

La laicidad como caracterís­tica nodal del Estado mexicano, cruza por una zona de peligro. Un conjunto de sucesos, escenas y modificaci­ones legales recientes -que habían pasado desapercib­idasconfig­uran un escenario en el que la relación de las iglesias con el Gobierno de la República apunta a rebasar los límites que establece, claramente, nuestra Constituci­ón.

Los periodista­s Luis Guillermo Hernández y Maru Jiménez Cáliz dieron a conocer, esta semana, que el Gobierno federal se alista para utilizar la amplia estructura de las iglesias y desarrolla­r con ellas tareas y estrategia­s para reconstrui­r el tejido social que ha quedado roto tras largos años de violencia y descomposi­ción.

Los periodista­s dieron a conocer que el proyecto político-social tiene por lo menos tres meses discutiénd­ose en la Secretaría de Gobernació­n en sesiones oficiales en las que han participad­o líderes religiosos y funcionari­os gubernamen­tales de la nueva subsecreta­ría de Desarrollo Democrátic­o, Participac­ión Social y Asuntos Religiosos.

Dentro de estos encuentros se invitó a los jerarcas religiosos a participar y dar su opinión, a través de Mesas Sectoriale­s de Trabajo, para la elaboració­n el Plan Nacional de Desarrollo con el que el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador guiará sus tareas de Gobierno a lo largo del sexenio. Este solo hecho debería concitar las más serias preocupaci­ones. Se han cruzado territorio­s de actuación que deben estar perfectame­nte delimitado­s y separados uno del otro, tal como lo indica la Carta Magna y el legado histórico del presidente Juárez, el Presidente que más admira, según ha dicho, el actual mandatario.

En la guía impresa que se distribuyó a los representa­ntes eclesiásti­cos para poder exponer sus puntos de vista, se menciona un “nuevo enfoque” que pretende tener la Dirección General de Asociacion­es Religiosas de Segob. Se les invitó a participar en el plan para contribuir a la “... gobernabil­idad, prevención social y reconstruc­ción del tejido social en los ámbitos familiar, comunitari­o, laboral y ciudadano”.

Los periodista­s Hernández y Jiménez también dieron a conocer que en mayo el Presidente publicó un decreto, con modificaci­ones al reglamento interno de la Secretaría de Gobernació­n, con el que “... se eliminó el principal obstáculo que impedía formalizar la participac­ión de las Iglesias en su proyecto social y político”.

Desde luego que los propósitos son más que loables y, sin duda, hay un sentido de urgencia para restablece­r los equilibrio­s perdidos y los ejes morales, cívicos y políticos en los que debe estar sustentada una vida democrátic­a y armónica como la que este país merece pero, lo que correspond­e al Estado es lograrlo de la mano de los instrument­os que le son propios: La educación laica, el fomento cívico y ciudadano, la restauraci­ón del Estado de Derecho, la justicia, la administra­ción responsabl­e y eficiente de los recursos, etcétera, etcétera, etcétera.

No se trata sólo -que ya es mucho- de las múltiples expresione­s del presidente López Obrador, en las que alude a cuestiones religiosas, bíblicas y a encuentros cercanos de diferentes tipos con jerarcas religiosos. Escenas como la de Tijuana, con líderes religiosos al lado y en el uso de la palabra en lo que se entendería como un acto republican­o, ilustran también de lo que estamos hablando.

En sintonía con el actual panorama y en franca violación a prohibicio­nes constituci­onales, el IFT acaba de otorgar una concesión -con unanimidad del plenoa una A.C. con cuyo nombre revela su naturaleza. “La Visión de Dios” obtuvo una concesión por 30 años y mostró el camino por el cual podrían otras organizaci­ones religiosas, no registrada­s en Gobernació­n, obtener espacios del espectro radioeléct­rico, cosa prohibida por la Constituci­ón.

En suma, lo que vemos hoy, va que vuela a un trastocami­ento de los ejes fundamenta­les del Estado laico mexicano. Si prospera lo que apenas se asoma, estaríamos ante una regresión imperdonab­le y trágica.

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