LAS MIL Y UN CARAS DE LA DEPRESIÓN
Hay quienes hacen un esfuerzo enorme para conservar la alegría y el optimismo, se llama depresión enmascarada
Entre el gruñón de la oficina, el tímido que no habla con nadie y el que siempre se ve sonriente y feliz, ¿cuál es más probable que tenga depresión? La respuesta: Cualquiera de ellos.
El síntoma que más se asocia con la depresión –y probablemente el más notorio– es la tristeza persistente, pero existen casos en que identificar a una persona con este problema es más complicado porque, aparentemente, no se siente mal.
“Hay algo que se llama depresión enmascarada, esta ocurre cuando la persona hace un sobreesfuerzo grandísimo por conservar la alegría, el optimismo, siguen sonriendo”, explica Adrián Chávez Cuevas, sicólogo de la Universidad de Sonora.
Esta es una variación del trastorno, señala el especialista, y agrega: “Es más, la sonrisa está casi congelada y se convierte en una defensa para precisamente enmascarar su depresión y hacer como si no la tuviera”.
Y cuando existen consecuencias como autolesiones, intento de suicidio o un suicidio consumado, surge la pregunta: “¿Cómo?... si siempre andaba sonriendo…”.
“ANDAR AL 100”
El sicólogo refiere que la forma de identificar la enfermedad es principalmente por la pérdida del optimismo, de la esperanza, la motivación y, en general, cuando hay cambios en los comportamientos y la tristeza está presente.
Pero añade que también hay una exigencia social se sentirse siempre bien y esto puede llevar a disfrazar la tristeza con otra emoción más aceptada.
“Yo creo que hay que decirle a la población que no siempre tienes que andar al 100. Nuestros estados de ánimo son variables alrededor de la semana, durante el mes, y tenemos momentos donde no nos sentimos a gusto, andamos tristes, un poco irritados, etcétera”, dice.
Incluso en algunas ocasiones el círculo social o familiar impide a las personas sentir y vivir sus emociones, y es al reprimirlas y acumularlas que se empiezan a formar los cuadros de depresión o ansiedad.
LOS FACTORES
Según la Organización Mundial de la Salud, la depresión afecta a unas 300 millones de personas en todo el mundo, pero más de la mitad no recibe tratamiento.
Chávez Cuevas menciona que existen tres tipos de factores que inciden en este trastorno: El genético, que no se modifica, así como los personales y los sicosociales.
Los personales, comenta, tienen que ver con características que se desarrollan a lo largo de la vida como la resiliencia, la capacidad de resolver problemas, el autoestima y las habilidades sociales.
“Nos pueden hacer más fuertes o que resolvamos situaciones más fácil o rápido, y eso puede evitar o prevenir la depresión. O en su caso, si no las tenemos, posibilitan que aparezca una situación anímica adversa”, resalta.
Por último, los factores sicosociales se relacionan con los sucesos alrededor de la persona que pueden ejercer presión: Violencia intrafamiliar, violencia social o comunitaria, problemas económicos, la pérdida del trabajo.
“Junto con los personales, si son muchos los factores sicosociales y además la persona no tiene los recursos suficientes, aumenta exponencialmente la posibilidad de tener un cuadro depresivo”, advierte el sicólogo.
¿Cuándo buscar ayuda? Adrián Chávez considera que lo ideal es trabajar en la prevención, pero si el problema ya está ahí, lo más importante es identificarlo. Una clave es darse cuenta de si la tristeza ya escaló a varios días, si se empiezan a dejar las responsabilidades y, en general, si se perdió la capacidad de disfrutar.
“A LOS QUE TIENEN A UN CONOCIDO CON DEPRESIÓN, NO LO TOMEN TAN A LA LIGERA, NO DIGAN ‘AY, SE LE VA A PASAR, SÓLO QUIERE LLAMAR LA ATENCIÓN’, PORQUE NO ES ASÍ. UNO NO PUEDE PENSAR EN CABEZA AJENA, UNO NO SIENTE LO MISMO QUE OTRAS PERSONAS ANTE LA MISMA SITUACIÓN”.
“ALICIA”,
JOVEN CON DEPRESIÓN.
“CREO QUE SÍ HAY MÁS FACTORES DE RIESGO QUE POSIBILITAN QUE AUMENTE LA INCIDENCIA DE DEPRESIÓN; LO DEL MITO Y EL TABÚ SÍ ESTABA AHÍ, Y SÍ, LA GENTE BUSCA MÁS AYUDA O LO DICE MÁS, PERO CREO QUE SÍ HA CRECIDO Y HAY MÁS FACTORES DE RIESGO QUE HACEN QUE LA PERSONA CAIGA EN UN CUADRO DEPRESIVO”.
ADRIÁN CHÁVEZ,
SICÓLOGO.