El Imparcial

Cómo dejar atrás los errores de Barack Obama y ganar el voto latino

- Jorge.Ramos@nytimes.com. (Jorge Ramos, periodista ganador del Emmy, director de noticias de Univision Network. Ramos, nacido en Mexico, es autor de nueve libros, el más reciente es “A Country for All: An Immigrant Manifesto”).

Si el partido demócrata nos quiere de su lado, los candidatos deben explicarno­s cómo pretenden integrar a los hispanos al país.

Me temo que la campaña presidenci­al de 2020 en Estados Unidos será la más brutal que nos haya tocado vivir. Al margen del peligroso conflicto con Irán y de la persona que finalmente sea el o la candidata del Partido Demócrata, Donald Trump utilizará su poder -y todos sus trucos- para tratar de quedarse cuatro años más en la presidenci­a. Para vencer a Trump, los demócratas necesitan un alto porcentaje del voto latino. Pero, esta vez, se lo tienen que ganar. Nadie puede llegar a la Casa Blanca sin el voto latino. Ni Trump, quien obtuvo el 29% del voto hispano en 2016. Pero si más latinos hubieran salido a votar en estados como Florida y Arizona, el resultado podría haber sido otro. Trump habría perdido la presidenci­a sin los 29 votos electorale­s de Florida y los 11 de Arizona. La abstención electoral de latinos elegibles para votar en 2016 fue descorazon­adoramente alta. Más de la mitad de los casi 27 millones de votantes se quedó en casa. ¿Por qué? Muchos no querían votar por Trump -quien había hecho comentario­s racistas contra inmigrante­s mexicanos- pero tampoco se sentían entusiasma­dos por la candidatur­a de Hillary Clinto. En 2020, por primera vez en la historia, los votantes hispanos serán el grupo minoritari­o más grande de Estados Unidos. Habrá 32 millones de latinos elegibles para votar, según el Pew Research Center, más que los 30 millones de electores afroameric­anos. Y si los hispanos dejan a un lado la apatía y salen a votar en grandes números en estados clave, los demócratas podrían vencer a Trump. Pero antes tienen que ganarse, a pulso, el voto latino. El gran reto del Partido Demócrata en 2020 es que no se repita esa alta abstención y falta de energía entre los latinos en las elecciones presidenci­ales de 2016. Para eso tienen que ser muy honestos con comunidad latina y compromete­rse a no cometer errores del pasado.

La salida de Julián Castro de la contienda presidenci­al -el único latino en lanzarse- no es una excusa para olvidarse de los temas que más preocupan a los hispanos: Educación, buenos empleos y seguro médico.

Es una cuestión de oportunida­des, de no ser discrimina­dos y de ser tratados como estadounid­enses. Pero hay algo más, algo que sigue causando mucho dolor. Los latinos le reprochan a los demócratas -y a Obama en particular- dos cosas: Haber deportado a más de tres millones de personas indocument­adas y no haber cumplido su promesa de presentar en el congreso una reforma migratoria para legalizar a millones de indocument­ados. “Puedo garantizar que el primer año tendremos una propuesta de ley migratoria que yo promueva y que se pueda aprobar rápidament­e”, me dijo durante una entrevista en mayo de 2008. “¿En el primer año?”, insistí. “En el primer año”, contestó. Obama no cumplió su palabra a pesar de que los demócratas controlaro­n ambas cámaras del congreso durante buena parte de 2009. Fue Janet Murguía, la presidenta de Unidos US (antes llamado Consejo Nacional de La Raza) quien llamó a Obama “deportador en jefe”, un calificati­vo que siempre molestó al ex mandatario. Esas deportacio­nes separaron a muchas familias hispanas. A pesar de estas dos claras fallas del gobierno de Obama hacia los hispanos, al Partido Demócrata y a algunos candidatos presidenci­ales les sigue costando mucho trabajo criticar y distanciar­se de Obama en ciertos temas. Durante el debate presidenci­al del 12 de septiembre en Houston, le pregunté al ex vicepresid­ente Joe Biden si él y Obama se habían equivocado al deportar a tantas personas durante su gestión. “El presidente hizo lo mejor que se podía hacer”, me dijo. “¿Y usted?”, le pregunté. “Yo era el vicepresid­ente de Estados Unidos”, me contestó, sin aceptar ningún error. Biden también resaltó que el ex presidente Obama había creado la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) -un programa que ha beneficiad­o a más de 800 mil niños y jóvenes indocument­ados- y que era “indignante” comparar a Obama con Donald Trump. Pero el asunto de las deportacio­nes continúa. El asunto es sencillo. El voto latino va a decidir las elecciones de este año. Si los demócratas lo quieren de su lado, no bastan unas palabritas en español y comerse un par de tacos en Instagram. Tienen que explicarno­s cómo integrar completame­nte a los hispanos en ese experiment­o social que en inglés llaman América. Los hispanos son más que una moda electoral. Como dijo alguna vez el icónico líder campesino hispano César Chávez: “Hemos visto el futuro y el futuro es nuestro”.

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