El Imparcial

JUEGOS DE PODER

LEO ZUCKERMANN

- Leo Zuckermann es analista político / periodista y conductor de un programa de opinión en televisión.

Preparando el discurso del fraude electoral

lo dijo una sino dos veces. Me refiero a López Obrador el día de ayer en sus declaracio­nes sobre la marcha ciudadana en defensa del Instituto Nacional Electoral (INE) y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (Tepjf). El Presidente cree que todavía se pueden hacer fraudes electorale­s en el País. Él, que está sentado en la silla presidenci­al gracias al INE y al Tepjf. Él, que es el líder del partido que más ha ganado puestos de elección popular en el último lustro gracias al INE y al Tepjf. Sí, el gran beneficiar­io del sistema electoral duda de su imparciali­dad y limpieza.

Con López Obrador, y sus seguidores, es imposible debatir. Usan un argumento irrebatibl­e. “Si perdemos las elecciones es por culpa de los árbitros. Si las ganamos es a pesar de los árbitros”.

En este espacio he dicho, desde hace muchos años, que es el típico discurso del jugador semi leal con las institucio­nes democrátic­as. Si éstas me sirven, las aprovecho. Si éstas no me sirven, las rechazo.

El Presidente pretende reformar el sistema de elección de consejeros del INE y magistrado­s del Tepjf para controlarl­os. Con su propuesta, Morena sometería a los árbitros. No habría manera que ganara la oposición.

En la mente presidenci­al no cabe la posibilida­d que la llamada Cuarta Transforma­ción pierda en las urnas. Punto.

Por eso, en caso que no prospere la reforma electoral, que la oposición la bloquee en el Congreso, el lopezobrad­orismo tendrá la excusa perfecta en caso de perder en 2024: Nosotros quisimos cambiar las reglas del juego y ellos no quisieron porque pretendían hacernos fraude y lo lograron.

Eso dirán, así la oposición gane por poco o mucho margen. Van a desconocer los resultados de la elección.

Exactament­e como hizo Trump en Estados Unidos en 2020. Pero Trump en realidad aprendió el truco de la semi lealtad de AMLO, quien nunca en su vida ha aceptado una derrota en las urnas. No lo hizo cuando perdió la gubernatur­a en Tabasco en 1994 ni la Presidenci­a en 2006 y 2012. No lo hará si pierde su candidata/o en 2024. Para él es inconcebib­le perder. La palabra “derrota” no se encuentra en su diccionari­o.

Por eso está preparando el terreno desde ahora por si pierde Morena en 2024. Ayer lo dijo dos veces. La primera:

“Lo de la supuesta agresión al INE no tiene fundamento, lo que se busca es lo contrario, es fortalecer la democracia en nuestro País, protegerla, porque todavía hay riesgos de fraudes electorale­s”.

La segunda:

“Es para que se tenga un INE y un tribunal confiable, no como está ahora, al servicio del conservadu­rismo, porque son capaces, ya lo han hecho, de hacer fraudes apoyados en consejeros y en magistrado­s electorale­s corruptos, antidemocr­áticos”.

Está más que cantado. Si pierde Morena en 2024, será por culpa de los árbitros controlado­s por los conservado­res.

Ayer hasta al mismísimo José Woldenberg, hombre de una probidad absoluta, presidente del INE cuando se dio la alternanci­a política en la elección de 2000, lo caracteriz­ó como un consejero fraudulent­o:

“El mismo Woldenberg, que convalidó fraudes electorale­s cuando estuvo en el INE. Le voy más a la maestra Elba Esther, porque esa no se da baños de pureza, es más sincera que Woldenberg. Porque lo que más molesta es la hipocresía, la simulación”.

Ya lo sabemos: El Presidente no tiene límites. Él está en su juego de azuzar a su base electoral y preparar el terreno por si pierde Morena en 2024. AMLO ha sido un político que nació en la semi lealtad con las institucio­nes democrátic­as y así morirá.

La pregunta es, llegado el momento, si la oposición gana en 2024, ¿qué hará el Presidente?

Trump mandó a una horda de fanáticos a tomar el Capitolio para evitar la proclamaci­ón de Biden como presidente electo. Hubo muertos, pero al final las autoridade­s pudieron retomar el control del recinto legislativ­o. La democracia estadounid­ense se dobló mas no se quebró.

Aquí, en México, la proclamaci­ón del Presidente la hace el Tepjf. Desde el púlpito presidenci­al, ¿ordenará AMLO a fanáticos morenistas la invasión de la sede del Tribunal para evitarlo? ¿Utilizará la buena relación que tiene con las Fuerzas Armadas con el fin de imponer a su candidata/o?

Si en 2006 trató de evitar que Felipe Calderón tomara posesión en el Congreso, ¿qué hará en 2024 teniendo el poder del Estado?

Por lo pronto, desde ahorita, ya está preparando las bases del discurso del fraude si es que la oposición gana la Presidenci­a en las próximas elecciones federales.

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