Lleva a bendecir a Niño Dios de 150 años
Con gran devoción lo llevó a la Iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria
Lleno de devoción y alegría el señor J. Carmen Rivera Frías acudió a presentar al Niño Dios ante el altar de la parroquia de Nuestra Señora de la Candelaria, el cual ha permanecido en su familia por alrededor de 150 años.
El oriundo de Mazatán platicó que aunque es el tercer año que asiste al templo localizado en Villa de Seris, la devoción por la Virgen de la Candelaria y, sobre todo, el Niño Dios, se ha transmitido por varias generaciones en su familia.
“El niño tiene aproximadamente 150 años y se ha ido heredando de generación en generación. Mi abuelo materno, Víctor Frías Hernández me lo heredó.
“Él murió de 97 años y ya era niño cuando él lo heredó, tenía 13 años, entonces, calculamos que tiene como 150 años”, externó.
La figura que presentó ayer por la mañana ante el altar de la iglesia mide alrededor de 20 centímetros y está hecha de madera.
A pesar de ello, su rostro angelical pareciera que está moldeado de la más fina porcelana que existe; lo llevó engalanado con un ropón de encaje con distintos tonos de color oro.
TRADICIÓN
“En la casa, todos los años le hacemos su nacimiento porque representa a Jesús en nuestras casas”, expuso.
“Lo vestimos de este color porque el oro siempre ha sido la pureza”, señaló, “una de las ofrendas que llevaron los Reyes Magos cuando fueron a visitarlo y por eso lo vestimos de ese color”.
MILAGROSO
J. Carmen resaltó que además de ser una reliquia en su familia, la figura del hijo de María y José es considerada por todos como milagrosa.
Afirmó que nunca les ha faltado el pan en su mesa, además de las bendiciones que les brinda diariamente.
Pero recordó que uno de los milagros más grandes que hizo entre sus familiares devotos, fue hace varias décadas.
Y es que relata que prácticamente salvó del hambre a sus antepasados y quedó intacto después de un incendio que se registró en el rancho de su abuela, quien le pidió su intercesión y el fuego cesó de inmediato.
En la familia de mi abuelo les hizo un milagro muy grande. En una ocasión se vino un incendio; entonces, mi bisabuela paterna va con el niño y le dice: ‘Niño, nos vamos a quedar sin comer’, porque antes la gente sembraba y cosechaba maíz y frijol para sobrevivir y lo guardaban en trojes.
Fue mi bisabuela y le pide al Niño que haga algo, y como a los cinco minutos, cambia el rumbo del aire y se apaga el incendio, pero lo más maravilloso, es que cuando termina el incendio, van al nicho del Niño donde estaba, adentro, y sólo estaba lleno de cenizas y no se quemó, siendo de madera.
J. Carmen Rivera Frías